martes, 31 de diciembre de 2013

Los otros (españoles)

Cuando las propias empresas recurren al tema de la emigración en sus anuncios de Navidad es que algo muy fuerte está pasando. No hay estadísticas que valgan, porque en ningún sitio se refleja la magnitud de este fenómeno que se está dando en España en este momento. La gente se va. Aunque la mayoría con la esperanza de volver pronto, otros no lo harán.

Vancouver es una ciudad internacional. No muy grande, pero en la que puedes conocer  personas de sitios que casi no sabías ni que existían, y si lo sabías, pensabas que estaba tan lejos y tan aislado, que sus habitantes tendrían cuernos y rabo. Sin ir más lejos, un amigo mío vive con una pareja de mongoles. Yo con un malayo. Y no es raro que en algún momento dado acabes tomando un café o una cerveza con un iraní o un saudita. Sí. Aquí beben alcohol. Te das cuenta de que por muy lejos que estén estos países, por muy distantes que sean sus culturas, al final todos tienen una historia detrás parecida a la nuestra.

En Vancouver cada vez es más menos raro escuchar acento español
Los españoles éramos muy exóticos en Vancouver hasta hace poco, pero desde hace unos dos años para aquí la comunidad de españoles ha crecido considerablemente y de vez en cuando uno puede escuchar por la calle español con acento castizo. Tanto es así, que nos hemos convertido en uno de los objetivos  más importantes de las escuelas de inglés.

Pero cuando en mi empresa discutimos sobre los temas de interés de las personas que salen al extranjero para estudiar inglés yo siempre digo lo mismo. Los españoles lo que buscamos es trabajo. Es algo que nos diferencia del resto de los estudiantes. Nosotros no salimos del país de vacaciones. No nos vamos buscando experiencias que nos hagan salir de la monotonía. Los españoles buscamos las oportunidades que el país en el que vivimos y el momento en el que estamos nos han quitado.

Al poco de llegar a Vancouver conocí a un arquitecto que se había venido a Vancouver con su mujer, también arquitecta, y con su niña pequeña. “¿Y a ti cómo te va?”, me preguntó en un tono triste. “Yo acabo de llegar”, le respondí, mucho más ilusionado. “¡Ah! ¡Pues mucha suerte!”. Afortunadamente trabajaban en un estudio de arquitectura, y seguramente como cualquier otro arquitecto, pero cobrando mucho menos que un canadiense. Nos conocimos en el portal de un edificio donde vivía otro español, que se volvía a España y se deshacía de las últimas cosas. Solidaridad española. La única que he visto aquí. Españoles que se van y que regalan sus pertenencias a otros compatriotas o las venden a bajo precio.

La motivación de los españoles a salir se centra en la búsqueda de trabajo
En una pizzería del que ahora es mi barrio, al poco de llegar, entré a pedir un trozo de pizza, con mi inglés dubitativo y señalando con el dedo. “¿Eres español?”, me preguntó con una sonrisa. Mi acento me delataba. “Sí, acabo de llegar”, le dije. Y no tardó en escucharme tres frases más para exclamar “¡Y gallego!”. Al otro lado de la barra estaba una coruñesa de poco más de 20 años, que atendía en un perfecto inglés a todos los clientes del local y con una sonrisa que daba vida a toda la pizzería. Detrás de esa sonrisa, muchas experiencias y ya mucho callo con tan pocos años. Venía de un ciudad del interior de Canadá, donde estuvo trabajando, pero donde le estafaron y no le llegaron a pagar.

Los españoles buscamos trabajo y por eso la mayoría de los extranjeros que vienen aquí con un Study and Work Program  son españoles. Es la opción más sencilla para los que no tienen la Working Holiday Visa.  Haces un curso de inglés de 3 o 6 meses y después puedes trabajar otros 3 o 6 meses. En un principio es para trabajar una vez que terminas el curso, pero como te suelen dar el Work Permit desde bastante antes, muchos se lanzan al mundo laboral en cuanto pueden, y realizan sesiones maratonianas. Seis horas de escuela (porque es obligatoria si no quieres perder el visado) y otras 6 trabajando de friegaplatos, recoge-vasos y, los más afortunados y con mejor nivel de inglés, de camareros. Doce horas diarias sin parar, comiendo en 5 minutos y echando una cabezadita cuando se puede, porque cuando toca día libre a ver a quien no le tientan unas cervecitas…


La mayoría de los emigrantes son recién licenciados sin experiencia laboral
Y  una de las preguntas estrella cuando te encuentras con un paisano es ¿y tú qué vas a hacer cuando se te acabe la visa? Los hay que vienen con todo planificado y estudiado. Que elijen vivir en una provincia canadiense determinada porque es más fácil conseguir la residencia permanente, el sueño de todo emigrante. Los hay que se van haciendo un hueco en el mercado laboral y van escalando poco a poco, hasta que llegan a un empresario dispuesto a esponsorizarlos para solicitar un visado de trabajo, haciéndose cargo el trabajador de todos los gastos, por supuesto (en torno a unos 3.000$).

Algunos están más ilusionados que otros. Unos piensan en quedarse aquí para siempre, y otros no ven el momento de regresar, o lo peor, no están bien aquí, pero tampoco saben muy bien qué hacer de sus vidas. ¿Adónde ir después?

También los hay que por la el choque cultural y la dificultad del idioma se acaban aislando y llegan a rozar la depresión.

Sí, claro que algunos se vienen con la tarjeta de crédito de papá y viven a todo trapo, pero no es lo más habitual, os lo aseguro.

Un día un canadiense me dijo que era afortunado por ser español. A mí me dieron ganas de partirle la cara. Mientras un licenciado canadiense tiene un sueldo más que decente y una carrera llena de oportunidades, los españoles tienen que huir de su país y alejarse de su gente para conseguir trabajos mal pagados o aquellos que no quieren los de aquí. “Lo mismo que sucedía en España con los inmigrantes”, me dijeron alguna vez. Pues, seguramente.

Algo común es ese afán por seguir adelante y buscar nuevas oportunidades

A todos esos jóvenes y no tan jóvenes que han dado el paso de buscar nuevas oportunidades fuera de su país. ¡Bravo! A esos que han decidido actuar, en vez de quedarse perdiendo el tiempo en casa de sus padres ¡Bravo! A esos que prefieren luchar por conseguir las cosas, aunque sea a veces malviviendo, en vez de renunciar a sus sueños por el conformismo ¡Bravo!

Lo que se está viviendo en España no es una fuga de cerebros. Supongo que los inteligentes son los que consiguen un trabajo dentro. Pero los que se marchan sí que son los que hacen cosas. Los que mueven un país. Los que luchan por sus sueños. Los que fracasan y los que los consiguen. Los que tienen sangre. En definitiva, los que viven.

 ¡A todos ellos un muy feliz año 2014! ¡Que todos vuestros objetivos se os hagan realidad! O al menos, que os acerquéis a ellos. Sean cuales fueren, ¡Mucha suerte!

domingo, 22 de diciembre de 2013

El tabú de los pies (en España)

Cuando te vas a vivir fuera no solo aprendes cosas del país al que te vas, sino que también te planteas el  porqué de algunas cosas que nosotros hacemos de una u otra manera. Damos por sentado que lo que nosotros hacemos es lo correcto, pero cuando chocas con otras culturas e intentas explicar por qué para ti es mejor hacer algo de otra forma, te quedas sin palabras. Supongo que nuestras tradiciones son muy sabias y tras años de forjarse ciertas costumbres alguna explicación habrá, y nosotros confiamos ciegamente en ello.

Por eso hoy quiero hablaros de nuestra fobia a los pies, esa timidez por sacarnos los zapatos y a quedarnos con calcetines. Parece que nos da vergüenza, no nos sentimos a gusto y consideramos de muy mala educación estar descalzos en lugares públicos o con personas con las que no tenemos suficiente confianza.

¿Por qué en España nos da vergüenza descalzarnos en público?

En Canadá esta norma social se la pasan por el forro.  Al contario, lo impolite sería más bien lo contrario. Entrar en casa ajena significa directamente descalzarse nada más cruzar la puerta y hacer vida en calcetines. Tanto si es una visita íntima, como una fiesta multitudinaria. Todo el mundo descalzo, bebiendo sus cervezas o copas de vino y bailando  (bueno, bailando poco), más bien conversando con gente que acabas de conocer. Y si no lo haces, alguien rápidamente te llamará la tención. No se cortarán, te lo aseguro.

Sorprendido me quedé en mis primeras clases, cuando vi que el profesor sin ningún tipo de pudor se sacaba sus zapatos y se disponía a dar la clase descalzo, al igual que muchos otros estudiantes que desenfundaban sus pies sin ningún tipo de culpabilidad. Eso sí, las clases están todas forradas de moqueta.

Incluso en el trabajo, no es raro que la gente se desprenda de las botas y deje respirar sus pies a la interperie. Y os diré que es muy gratificante dejar respirar tus pies después de tenerlos enfundados en botas de goma ideales para los días de mucha lluvia y de nieve.

No te olvides de quitar los zapatos nada más entrar en una casa canadiense

Y si en España lo habitual es dar las clases de pilates en calcetines, aquí también van un paso más y todo el mundo se los quita. Y no será porque aquí haga más calor. Pero no, no penséis mal, en la piscina siguen la tradición española y conservan el bañador… :P

Lo más exagerado que he visto ha sido lo de unos chicos que ya dejaban directamente su calzado fuera del apartamento, tirado en el descanso del portal, al alcance de todo el mundo…

Y esta costumbre no es exclusiva de Canadá. En casa de mis amigos de Londres entrar con calzado en casa también está prohibido. En Bruselas un amigo amablemente me preguntó por mi número de pie y al momento me trajo unas zapatillas con ese número. Y creo que en todos los países del norte de Europa es de lo más común. Y sin embargo en España, a ver como le decimos a los colegas, “oye, te importaría quitarte los zapatos?”. ¡Que va! sufrimos en silencio viendo como se estropea la alfombra de la sala. :P

Estampa habitual en la entrada de una casa canadiense
¿Qué nos pasa a los españoles con los pies? ¿Qué tipo de trauma tenemos que nos cuesta tanto enseñarlos? Supongo que este pudor viene de lejos, de cuando el día que tocaba baño era el domingo. Y, claro, el olor que se desprendía al quitar los zapatos no era de lo más agradable. Y de ahí mantenerlos bien encerrados. Vamos, es lo único que se me ocurre.

Pero ahora que presumimos de nuestra higiene diaria, ¿por qué no nos quitamos los zapatos al llegar a cualquier casa? Desde luego, los pisos se ensucian y se estropean mucho menos. En mi reciente visita a España, ya con mentalidad medio canadiense, se me hacía raro entrar en  las casas de mis amigos con botas.


Al final, es todo cuestión de costumbre y de llevar unos bonitos calcetines… Ya que aquí en las fiestas, ligues o no, se enseñan… :P

domingo, 8 de diciembre de 2013

Volver and come back

Quizás un domingo a las 6 de la mañana no es el mejor momento para escribir un nuevo post, pero son cosas del jet lag. Y tanto tiempo sin escribir pues lo merecía.

Volví. Sí. Me cogí de nuevo un avión a Londres y otro a A Coruña. Y después de casi 50 horas de viaje (con visita incluida a amigo en Londres), timbré a las 10 de la noche en casa de mi familia sin que ellos supieran nada. Sí. Sorpresa, sorpresa. Porque las cosas que vienen de repente no deben ser siempre malas. Y por ese momento de saltos y alegría ya mereció la pena un viaje tan largo. Imaginaros que de repente llega a casa alguien que pensáis que estaba a 8.000 kms. de distancia…

Yo soy demasiado vago para grabarlo y editarlo (y viajar solo tampoco ayuda), así que aquí os  dejo el vídeo  de donde surgió la idea y que refleja bastante bien lo vivido:



¿Por qué volver? Pues fue como cuando todo el universo se conjura para que algo sea así. Y es que todo indicaba que era el momento. El término de una etapa (la escuela) y el comienzo de otra. Una boda de alguien cercano. La posibilidad que me ofrecieron en el curro de trabajar desde España.  Y la necesidad de volver en un año a pesar de tener visado para más tiempo, para no perder el paro, que tuve que suspender al salir del país (vuelves; lo activas y antes de marcharte lo vuelves a suspender y ya tienes de nuevo otro año de plazo para reanudarlo). Y básicamente, porque lo necesitaba. Estaba saturado. Me sentía bloqueado y estancado. Y necesitaba cargarme de energías para volver con más fuerza y aprovechar al máximo esta nueva etapa fuera de la escuela y centrada en el trabajo.

Air Transat una vez más una muy buena opción para volar

Volver  a tu vida después de bastante tiempo  fuera es una sensación que nunca había vivido. Seis meses no parecen tanto, pero la vida continúa para todo el mundo. Extraña y agridulce sensación la de ver tu vida sin ti. Sobrinos más altos y más mayores, amigos con niños que antes no tenían, amigas más embarazadas que nunca, amigos con nuevos amigos, ex con nuevas vidas y mi antigua casa con sus nuevos inquilinos. Aunque, como me ha comentado un compañero de trabajo a la vuelta, “seguramente quien más ha cambiado seas tú, pero no te has dado cuenta”. En cualquier caso, muy contento de haber compartido cervezas y cafés con quien he podido, y esperando hacerlo pronto con los que no ha podido ser en esta ocasión. Ah! Y habiendo recuperado un poco de peso!
 Lo que no ha cambiado nada es la situación de España. Y esto va para los que no estáis allí. Las mismas noticias de miseria, corrupción y depresión. Calles con negocios cerrados por todas partes. Y uno se da cuenta de que la ciudad en la que habías vivido ni tiene los edificios tan altos, ni es tan limpia, ni tan bonita y ni siquiera la fiesta (que aquí sí que debería ganar por goleada) es tan divertida y excitante como recordabas. Y es que la España de hoy poco tiene que ver con la de hace 10 años.

Llegar a Vancouver y que te reciban en chino no tiene precio...
Y sin embargo mi mundo en Vancouver sigue tal cual lo había dejado. Recibimiento gélido, como cabría esperar de este país. En mis dos primeros días en la ciudad la temperatura máxima no alcanzó los 0ºC. Por lo visto no es lo habitual, pero así ha sido el recibimiento. Y en lo personal, pues igual. Lo de la temperatura ya debió de ser un presagio. Encuentros previstos cancelados y una desorientación total en lo que a las relaciones personales se refiere. Pero, bueno, yo a lo mío. En la búsqueda de un nuevo trabajo que complete o mejore el que ya tengo. Seguir estudiando inglés por mi cuenta. Y comenzar una rutina de práctica deportiva que había perdido.

¡Buenos días a todos! Es domingo. Son las 7 de la mañana. Y aquí uno ya ha hecho algo de provecho…  (o no) :P

domingo, 3 de noviembre de 2013

Bordeando en bici Stanley Park

Vancouver es definitivamente una ciudad para disfrutar durante el día con actividades al aire libre. Outdoors le llaman aquí. Ya sea corriendo, paseando, en bicicletas, en patines o en monopatín. Tienes kilómetros y kilómetros de paseo al lado del mar, debidamente señalizados y con carriles para peatones y para bicicletas y patines.

Desde luego las vistas y el entorno son muy motivadores para lanzarse a hacer ejercicio. He estrenado la bicicleta que me han regalado y di la vuelta a todo Stanley Park por primera vez. Es el parque urbano más grande de Canadá y uno de los más grandes de Norteamérica, con sus 405 ha. Bordearlo deben de ser unos 10 kilómetros. Está en un extremo de la península que conforma el downtown de Vancouver, así que muy cerca del centro y a unos 500 metros de mi casa.

Un paseo con un carril para peatones y otro para bicicletas, patines y monopatines bordea el parque y los días de sol se llena tanto de gente de aquí como de turistas.

Prefiero no decirlo mucho entre los locales, porque ya tienen la autoestima muy alta, pero los días de sol esta ciudad es increíble. Sales a hacer deporte y vuelves entusiasmado con las maravillosas vistas.

Ahí van unas fotos que es lo más interesante:

























miércoles, 23 de octubre de 2013

Empezando una nueva etapa: de la escuela a una startup

El tiempo aquí pasa rápido. Adaptarte a la nueva ciudad, aprender inglés, conocer gente de todo el mundo, descubrir la ciudad y los alrededores, buscar trabajo… Desde que llegué las cosas fueron sucediendo unas detrás de otras. A veces creo que hasta demasiado rápido. Empecé a tener estudiantes de español antes de ponerme a buscar en serio. Pasé mis primeras entrevistas de trabajo antes de terminar la escuela. Y así ya he llegado, casi sin darme cuenta, a la segunda fase de mi estancia: dejar la escuela y dedicarme plenamente al trabajo.

El viernes pasado fue mi último día de clases y ahora toca trabajar. He conseguido un puesto como online marketeer en una empresa de internet. Básicamente, me encargo de los contenidos en español, tanto de la web, como del blog y de las redes sociales, y de la estrategia de márketing para los mercados de habla hispana. Es una empresa pequeña, de gente muy joven, con una media de edad que andará alrededor de los 30 años (y porque yo la he subido), donde el jefe saca unas cervezas los viernes por la tarde y tenemos sesiones de música electrónica de vez en cuando... Ahora acaban de ampliar el equipo de marketing con gente que habla diferentes idiomas. Y ahí es donde estoy yo, encargándome de los contenidos en español.

ESL Explorer es un buscador de cursos de inglés en el extranjero

Aunque por el momento el salario no es gran cosa, he aceptado porque estaba interesado en conseguir experiencia en marketing on line y en saber cómo funcionaba una startup (pequeña empresa basada en la innovación y normalmente de e-comerce).  Además, me dan total flexibilidad con el horario, por lo que podría compaginarlo con otro trabajo. Es curioso como aquí si quieres ganar dinero para vivir tienes que dedicarte a la hostelería o tener una profesión tipo electricista, carpintero o algo así. Aquí los manitas son los que se forran… Pero no es mi caso, claro. A ver qué hago. Si ponerme en serio en la búsqueda de nuevos estudiantes de español o buscar nuevas habilidades profesionales: camarero, friegaplatos, recoge-vasos, jardinero (al fin y al cabo yo de pequeño quería ser “plantarista”)… :P

Entiendo que el tema del idioma es una barrera muy importante y no puedes desempeñar igual un trabajo si no tienes un nivel muy alto de inglés, pero ¿trabajando en español? En una agencia de estudiantes me ofrecieron trabajar gratis durante tres meses, abrirles mercado en América Latina y atender a los estudiantes que hablaran español a cambio de las gracias. ¿Alguien se imagina a una pyme española contratando a un inglés para abrir mercado en Estados Unidos a cambio de nada? A ver qué inglés o canadiense aceptaría eso… Es que ni contrato íbamos a firmar. Pero, bueno, puedo entender que te lo ofrezcan y que tú tengas la opción de decidir si te interesa o no, pero que te intenten convencer diciéndote que no puedes aspirar a otra cosa, que me van a formar en experiencia canadiense (muy necesaria para trabajar con españoles y sudamericanos) y que te mientan sobre la situación laboral de otras personas… Me ha parecido muy feo y sienta bastante mal que te traten así.

Y no creo que sea un hecho aislado. Ser emigrante es lo que tiene. Que las empresas se aprovechan. Y lo peor es que lo hagan precisamente las que se lucran a costa nuestra. Sí, que lo haga una agencia de estudiantes que vive de nosotros y que se ha llevado una comisión gracias a que he contratado el curso con ella… En fin… a respirar hondo y a seguir adelante.

Algunos hoteles tienen siempre anuncios de que contratan gente 

En menos de una semana me llamaron de ESL Explorer, como os comentaba, un buscador de cursos de inglés en el extranjero, que además de permitirte conseguir muy buenas ofertas en algunos cursos, te permite conocer la opinión de otros estudiantes sobre las distintas escuelas. Cuando mi jefe me explicó el modelo de negocio tan entusiasmado, me encantó. Me gusta eso de intentar revolucionar un sector haciendo las cosas de otra manera y que eso redunde tanto en los estudiantes como en las escuelas. Si ahora reservamos hoteles a golpe de click, compramos billetes de avión a golpe de click ¿por qué no un curso de inglés?

Aquí a la derecha tenéis un banner para acceder a la web. Por aquí ando por el momento si necesitáis cualquier cosa. Haceros fans de la página de Facebook de ESL Explorer en español y así estáis al tanto de las actualizaciones del blog, donde prometo seguir dando consejos y contando la experiencias de marcharte a otro país a estudiar inglés. Seguiré compaginando los dos blogs, el de From Vigo to Vancouver, con entradas más personales, y el de ESL Explorer en español, más profesional, con consejos útiles para los que están pensando en dar el paso de irse a vivir al extranjero.

Saludos a los de allá y a los de aquí. ¡Y a vivir que son dos días!

lunes, 7 de octubre de 2013

Entrevistas de trabajo en inglés... ¡pánico!

Uno de los mayores retos que he tenido que pasar desde que estoy en Vancouver es enfrentarme a entrevistas de trabajo en inglés. Si una entrevista de trabajo siempre impone, ya sea en España o en cualquier otro sitio, tener que hacerla en un idioma que no es el tuyo y en el que no te sientes cómodo lo complica bastante más.

Carencia de vocabulario. No encontrar las palabras adecuadas con las connotaciones precisas. Y el dichoso listening… No entender a veces qué es lo que te están preguntando exactamente. Y aunque por supuesto que puedes decir que no entiendes la pregunta o si te la pueden repetir de nuevo, tampoco hay que abusar mucho de esa fórmula, ya que uno de los principales objetivos del entrevistador cuando te hace la entrevista es conocer tu nivel de inglés.

Ante cualquier entrevista, pánico, y más en inglés

En términos generales, las entrevistas no me ha parecido que sean tan profesionales como en España. Más que nada, porque los trabajos a los que aspiramos son menos cualificados y en vez de entrevistarte con un responsable de recursos humanos lo haces con el que será tu jefe de turno, sin ninguna formación específica en selección de personal. Por eso, además de saber si tu nivel de inglés es suficiente para el puesto, intentarán averiguar sobre tu experiencia y habilidades. En mi caso, en una empresa me pidieron en la segunda entrevista que presentara un plan de marketing para abrir mercado en Latinoamérica, avisándome el día anterior por la noche vía email. En otra centraron la entrevista, de una hora, en temas relacionados con marketing on line. ¿Qué opinaba? ¿Qué haría para conseguir una cosa o la otra?

En general, de las entrevistas que hice salí contento. Más que nada porque tampoco esperaba gran cosa. Era consciente de que mi nivel de inglés era limitado y tenía bastante pánico a no entender al entrevistador. Esto del listening es como los pimientos de padrón. A unos les entiendes perfectamente y a otros no… como si hablaran un idioma completamente distinto…

Como los pimientos de padrón, a unos los entiendes y a otros no... :P
Me lo tomé como si fuera una clase más. Al fin y al cabo no había nada que perder. Me preparé un poco el día anterior, buscando vocabulario técnico y teniendo claro qué fortalezas podía resaltar. Al no ser profesionales de selección de personal, andan más perdidos con las preguntas y te dejan llevar bastante la iniciativa, así que prepárate un speech para explicar tu trayectoria y en el que intercalar las fortalezas que pueden ser interesantes para el puesto en cuestión.

Sobre el tema de títulos, yo tan solo me he traído una fotocopia de los originales. Ni traducidos ni nada… Y ni siquiera me los han pedido. Pero igual en otras profesiones sí que es necesario.

Al final, alivio y subida de autoestima
En general, me han parecido experiencias muy positivas. Entré cagado y salí muy crecido en todas ellas. Al final vas resolviendo la situación como puedes. Tu inglés no será perfecto pero te harás entender. Y darte cuenta de que eres capaz de afrontar una situación como esa te subirá la moral y te hará ver que tu inglés sí que ha mejorado mucho más de lo que pensabas. Yo no me imagino poder haber pasado una entrevista de una hora en inglés nada más llegar a Vancouver. Y todo eso desde luego que te sube la moral, la autoestima y lo que sea. Solo comparable con cuando recibes un email de la empresa diciéndote que el puesto es tuyo.

martes, 24 de septiembre de 2013

Como muchas otras personas discretas y sencillas...

Me acaban de dar una noticia esperada. Acaba de fallecer una tía mía. Después de varios años luchando cada día con el alzheimer se ha ido y me ha dado pena. Me parecía una persona especial. Era la mayor de diez hermanos. Nunca se casó, ni tuvo hijos. Vivió siempre en la casa paterna, rodeada de la familia. Solo se fue fuera una etapa muy corta, cuando era joven y emigró a Suiza. Unos meses, nada más. Creo que ni llegó al año. Siempre que hablaba con ella de ese tema lo recordaba como si fuera la etapa más feliz de su vida. Y arrepentida de no haberse quedado más tiempo.

Emigrar hace 50 años no es como emigrar ahora. Antes ni se llegaba con un conocimiento básico del idioma ni se iba a ninguna escuela a aprenderlo. Y ya no era cambiar de país, de cultura y de idioma. Era dejar una vida en el campo, rodeada de animales y con unas rutinas determinadas, por una nueva vida en la ciudad, con unos códigos y forma de ser muy diferente.

Y después cómo comunicarse con la familia: una carta… ¡cada cuántos días!

En los años 60 muchos jóvenes gallegos se marcharon a Suiza

Pilar era como uno de esos personajes de una buena novela, que tras una vida tranquila, monótona y aburrida, si tiras un poco del hilo acabas encontrando una historia fascinante. O no. Pero a mí siempre me lo ha parecido. Una mujer pequeña, de aspecto frágil, con un estilo muy peculiar vistiendo, que siempre me pareció muy elegante y muy british. Rodeada siempre de su familia, hasta a Suiza se fue con varias hermanas, nunca se le conoció ninguna pareja. En la última etapa, cuando la enfermedad ya le daba malas pasadas, pero aún le permitía hablar, siempre me decía lo mismo. “Eu fun moitas veces a Vigo. É moi bonito por alí”. Sus hermanos, mis tíos, pensaban que nunca había ido, pero un día, por los datos que daba concluyeron que tenía que haber estado allí alguna vez.


Aunque pocas veces salió del pueblo, estoy convencido de que le hubiera gustado viajar. Siempre que iba una temporada a A Coruña, volvía como nueva. Ahora nos deja y se va con sus historias, sus recuerdos y sus sueños, como muchas otras personas discretas y sencillas, que pasan por esta vida dedicándose a los demás. Descanse en paz.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¿Cómo buscar trabajo en Vancouver?

Tanto en Vancouver como en cualquier sitio, lo que recomiendan en todos los seminarios de búsqueda de empleo es ser proactivo. Siempre salen con el dato de que el porcentaje de empleos que se consiguen a través de anuncios de trabajo es ridículo. Que la mayor parte de las ofertas laborales no se llegan a publicar, y que tienes que ser tú el que dé el primer paso dirigiéndote a las empresas que son de tu interés y creando una red de contactos en tu sector.

Yo creo que la idea es motivarte a ser proactivo y está bien, pero no creo que, por ejemplo, solo un 20% de trabajos se lleguen a anunciar (no me acuerdo exactamente de la cifra). Me parece un poco exagerado, pero quien sabe. En Vancouver la búsqueda de trabajo es igual que en cualquier sitio. Visitar diariamente varias webs para ver las ofertas disponibles. Buscar las empresas que pueden ser de tu interés y enviarles un email con tu cv y tu carta de presentación. Conseguir una red de contactos a través de Linkedin. Presentarte directamente en hoteles y restaurantes…


Después, ten en cuenta que el CV, o resumé, como le llaman aquí, es bastante diferente al español. Aquí se elimina cualquier tipo de información que pueda ser discriminatoria. Entiéndase, edad, sexo, estado civil, fotografía… Y además de la formación y la experiencia le dan bastante importancia al tema de las skills -habilidades o destrezas que pueden ser útiles para tu trabajo y que te diferencian de los demás-. Si googleas en internet encontrarás ejemplos de “Canadian resumé”. Además, en función del tipo de trabajo al que aspires, deberías tener un CV diferente. Por ejemplo, un CV para un puesto de trabajo relacionado con tus estudios, y otro para puestos más básicos en hoteles o restaurantes.

Por otro lado, aquí la carta de presentación o cover letter es necesaria. Deberías hacer una para cada oferta laboral. La cover letter sirve para resaltar tus puntos fuertes para ese trabajo. Intenta destacar lo que te puede diferenciar del resto. Lee bien lo que piden y valoran en el anuncio e intenta hacerlos encajar con tus puntos fuertes. También puedes explicar de forma general tu trayectoria profesional e indicar por qué estás interesado en ese trabajo en concreto. En internet encontrarás ejemplos y consejos.

Entre las webs de búsqueda de empleo, las más utilizadas en Canadá son www.craiglist.ca, www.kijiji.ca, www.monster.ca, www.workpolis.ca, www.jobbank.ca y www.careerbuilder.ca.  Además, tienes una web del Gobierno muy útil para conocer las condiciones laborales y los derechos como trabajador en British Columbia: http://www.labour.gov.bc.ca/esb/.

Yo empecé mi búsqueda de empleo sondeando un poco las ofertas que me podían interesar. Escribiría a unas cinco y me llamaron para entrevista de dos. En unos días os comento como me fue.

Mientras tanto, por si todavía no lo habéis visto en la página de Facebook de From Vigo to Vancouver, os dejo un vídeo gracioso con los topicazos vancouveritas, para que os vayáis preparando si pensáis venir aquí... :P

sábado, 7 de septiembre de 2013

¿En serio hay que trabajar?

El verano se acaba y el curso de inglés también. Los estudiantes de español fueron a menos durante el buen tiempo. Lazy Canadians! Solo me queda el primero y el más aplicado, pero me alegra mucho ver cómo ya es capaz de describir personas, presentarse o mantener pequeños diálogos. Es tiempo de empezar a plantearse como afrontar la etapa laboral de mi estancia en Vancouver.

Cuando contratas un programa de estudio y trabajo en todas las escuelas tienes la opción de que te busquen ellos el curre, bien directamente o bien a través de una agencia, o de hacerlo tú por tu cuenta. La primera opción, por supuesto, conlleva un desembolso que suele rondar en torno a los 600$. Mucha gente se decanta por ella porque creen que conseguirán algo mejor, aunque yo no lo creo. Y tienes dos opciones, o bien un trabajo pagado en el campo de la hostelería con el salario mínimo (10,25$ la hora o 9 si es un establecimiento que venda alcohol) más propinas (que aquí son obligatorias) o unas prácticas relacionadas con tus estudios no remuneradas.

Si una entrevista de trabajo es complicada, imaginaros en inglés

Como os comentaba, yo no creo que sea necesario contratar ese servicio. Si lo que quieres es ganar dinero, gastarte 600$ de un plumazo duele, y si lo que prefieres son prácticas, ¿por qué no buscarte la vida e intentar conseguir algún tipo de remuneración y hacer algo que realmente te interese? Al fin y al cabo, somos españoles, estamos acostumbrados a lidiar con un paro de más de un 50% en el sector juvenil y de cerca de un 30% en la población total… En Vancouver está en el 6,6% y aquí quien más y quien menos va encontrando trabajo.

El campo de la hostelería está copado por extranjeros. Es la forma más fácil de conseguir el primer curre y ganar dinero. Las principales barreras, el nivel de inglés y no tener experiencia en Canadá. Si consigues el primer trabajo después te rifarán. Conocer a gente ayuda mucho. Tener cierto nivel de inglés es necesario para cualquier cosa. Piensa que la entrevista será en inglés y que aunque tengas que fregar platos tendrás que comunicarte en inglés. Otra opción igual más sencilla son las cadenas de comida rápida mexicana, donde suelen preferir gente que hable castellano. Y cuando hablo de la hostelería no me refiero exclusivamente a camarero. Como os decía, no controlar el idioma es un problema, por lo que lo más habitual es empezar como friegaplatos o recogevasos. Como veis, hay toda una especialización… :P

Lo más habitual en hostelería es empezar de friegaplatos

Si consigues trabajar 40 horas te puedes sacar fácilmente unos 1.000$ cada dos semanas, que es como suelen pagar, aunque lo más habitual es trabajar menos. Eso sí, aquí las horas que curras, las cobras. Eso de cobrar por hora trabajada me parece uno idea estupenda que deberíamos copiar en España, ya veríais como se acababa con esa mala costumbre de calentar la silla en vez de ser más eficientes.

Pero que la hostelería sea el trabajo más habitual no quiere decir que no puedas trabajar en otra cosa relacionada con tus estudios. Todo depende de ti, de tu experiencia, tus aptitudes, que te sepas relacionar, que estés en el sitio adecuado en el momento preciso… Y de ser humildes y ser conscientes de que aquí hay que empezar por abajo. Eres un inmigrante y tus condiciones laborales siempre van a ser peores que las de un canadiense. Tampoco podrás competir con ellos. Pero afortunadamente, nosotros hablamos el segundo idioma más hablado en América y el tercero del mundo. Y eso lo hacemos mejor que nadie. Ahí no nos gana ningún canadiense, así que hay que aprovecharlo, porque hay empresas que trabajan con Latinoamérica y buscan gente que hable español.

Para trabajar en Canadá necesitas un visado de trabajo y un número de la seguridad social, que aquí llaman SIN (Social Insurance Number). Para conseguir el visado lo más fácil es solicitar la Working Holiday Visa, cuyas plazas para España salen una vez al año y se agotan en nada, o a través de un programa de estudio y trabajo, que es el que tengo yo.

Típica escena de funcionarios españoles haciéndose los locos

El número SIN te lo dan al momento y ya puedes trabajar, aunque la tarjeta te la envían a casa en un plazo de un mes. Yo fui a una oficina que hay en el Sinclair Centre (757 West Hastings Street, suite 125). Y como siempre, una forma de trabajar muy diferente a la del funcionariado español. Nada de caras largas y malas contestaciones. Todo lo contrario. Un hombre muy amable y sonriente me pide el pasaporte y el visado de trabajo, y tras felicitarme por la sonrisa Profident de mi foto del pasaporte, teclea los datos en el ordenador, me llama por mi nombre y me pide que espere un momento sentado en una silla.

Nada de coger número y volverse loco mirando una pantalla. Cada varios minutos se levanta un funcionario de su mesa, se acerca a la sala de espera y va llamando a la gente por su nombre de pila, lo que tiene su mérito por la mezcla de nacionalidades que podía haber allí. Luego te acompaña a su mesa te invita a sentarte, te pregunta algún dato más, como los nombres de tus padres, y en unos minutos te vas con una carta donde ya tienes tu número de la seguridad social y con una sonrisa por lo bien que te han tratado.


¡Y ahora a buscar trabajo!

domingo, 1 de septiembre de 2013

De cómo Vancouver ha convertido el orgullo gay en sus fiestas patronales

Termina el verano en Vancouver antes de tiempo y nos preparamos para vivir ese invierno gris, sin tregua para la lluvia, del que todo el mundo habla.Verano con  buen tiempo pero sin fiestas patronales. A diferencia de cualquier pueblo de Galicia, y seguramente de toda España, aquí no hay.

A falta de tradiciones laicas y religiosas en una ciudad de poco más de 150 años, los vancouveritas se han apoderado de la fiesta del orgullo gay, como estandarte de la tolerancia, para convertirlo en algo parecido a lo que son nuestras fiestas de toda la vida. Haciendo uso de su practicidad lo han trasladado a la primera semana de agosto  para facilitar la llegada de turistas de toda Norteamérica, ya que en casi todos los sitios se celebra a finales de junio o principios de julio, en conmemoración de la revuelta de Stonewall.

Pasos de peatones de colores pintados para la ocasión

Hasta los fuegos artificiales que anuncian el estado de jolgorio en cualquier fiesta patronal, en Vancouver se celebran durante la semana del orgullo. Se trata de todo un acontecimiento. Cortan las calles para facilitar el acceso, y posterior evacuación, a la playa de English Bay, donde la gente reserva su trocito de arena desde horas antes para poder disfrutar de la actuación pirotécnica tras la puesta de sol. Los fuegos salen en las noticias antes y después del evento, para que veáis la importancia del acontecimiento, que se repite durante tres días y que incluye música al espectáculo visual a través de una emisora de radio que hay que sintonizar con el móvil si quieres disfrutarlo al completo.

Gente apiñada en English Beach para ver los fuegos

Y así fue la evacuación tras las fuegos

Durante esta semana la ciudad se engalana más que nunca con los colores del arco iris y en ello participan desde particulares y asociaciones, hasta cualquier empresa y comercio por grande o pequeño que sea. Si Vancouver fuese Vigo, por ejemplo, El Corte Inglés luciría en su fachada una enorme bandera multicolor bajo el lema “¡Estamos orgullos@s!”, el cruce de Colón de los cuatro bancos se convertiría en una competición de a ver quien luce el escaparate multicolor más vistoso y original y la mercería de Carmiña estrujaría su creatividad para adornar el escaparate con calcetines cuidadosamente seleccionados con los colores de las fiestas…


Hasta los bancos se vistieron para celebrar las fiestas

Y los restaurantes
Y las tiendas de ropa...


Vancouver, ya de por sí una ciudad orgullosa, se empacha de banderas de colores: en los supermercados, en los bancos, en las tiendas de moda y no tan de moda, en las peluquerías, en los restaurantes y hasta en clubes de señoritas, que difícilmente cuentan con un público gay o lésbico… Pero todos se unen a la corriente y celebran estas fiestas que la ciudad parece haber adoptado como suyas.


A algunos la clásica banderita les sabía a poco...
Se trata sobre todo de un sentimiento colectivo de ganas de fiesta y de apoyo a la tolerancia y a la diversidad que de otra cosa, pero las fiestas no son para tanto. El viernes cerraron varias calles al tráfico para ofrecer música en directo y DJs, lo que vendrían a ser nuestras verbenas de toda la vida. Pero como aquí beber alcohol en la calle está prohibido, cercaron la zona de la carretera con vallas y para acceder, además de identificarte, tenías que pagar unos 20$ sin incluir ni una copa de regalo. Sino siempre puedes quedarte en las aceras y disfrutar del espectáculo desde fuera, como la amiga fea que nadie saca a bailar, como fue mi caso.

Una valla separa la zona de alcohol de la de no alcohol
El domingo por la mañana fue el momento del desfile, donde el momento fiestas patronales se fundió con el de los carnavales y el colorido y la fantasía se sumaron a la alegría de la fiesta. Al igual que en Seattle, todo el mundo participaba, desde niños a mayores, desde empresas punteras a asociaciones de lo más variopinto y desde las más locas a  serios policías y militares uniformados. Aquí tenéis una muestra: