lunes, 29 de julio de 2013

Aprender inglés o como un idioma te hace sentir estúpido

Aprender inglés nunca me ha resultado fácil. Soy de esa generación perdida a la que nos enseñaban inglés profesores que no tenían ni idea de pronunciación, que aprendíamos rellenando huecos y memorizábamos las palabras tal cual se escribían, porque era lo que se nos pedía en los exámenes. Además, ni siquiera sabíamos muy bien como se pronunciaban… Y los profesores aquí ya nos advierten. De adulto es imposible aprender una lengua. “Puedes conseguir entender y hacer que se te entienda pero nunca hablarás como un nativo”. Eso sí que es dar ánimos, pero es la verdad.

Seguramente la única forma de conseguir cierta fluidez hablando inglés sea con una inmersión total en un país de habla inglesa, pero ni así  es fácil. No existe ningún remedio milagroso y el inglés no se aprende por ciencia infusa. Hay que sacar tiempo para estudiar si quieres sacarle provecho a las clases.

Esculturas sonrientes en English Bay que comunican sin palabras

Después de casi tres meses en Vancouver creo que ya es momento de hacer una valoración de cómo va el aprendizaje.

El proceso es lento. Tres meses dan para poca mejora. Y eso que antes de venir fui aplicado y estuve seis meses yendo a Vaugham (academia cara pero método efectivo) y dedicándole bastantes horas a estudiar en casa. El primer mes es cuando dices “Bueno, tampoco se me da tan mal. Aún entiendo algo y me hago entender”. Es el inglés de supervivencia.

El segundo mes es en el que te da la impresión de que en vez de ir hacia adelante vas hacia atrás. La buena gramática que solemos tener los españoles va a peor. Consigues hablar, sí, pero de forma rudimentaria, y cuando acabas de hacerlo te das cuenta de lo mal que has conjugado los verbos, de que has puesto el adjetivo después del sustantivo… en fin, que muy mal. Consultado a mis profesores, me dicen que eso es lo habitual y lo bueno. Que lo malo sería que pensase que estoy aprendiendo mucho porque no es cierto y me relajaría. Pero que no me preocupe porque es el proceso habitual.

Juegos de palabras en anuncios y hasta en titulares de periódicos

Y el tercer mes, bueno, el tercer mes parece que me siento más seguro. Me siento más fluido hablando con la gente. No me da reparo entrar en una tienda y preguntar cualquier cosa. Entiendo mejor a los nativos e incluso soy capaz de entender la radio y la televisión. Eso no quiere decir que lo entienda todo. Aprendes a entender las situaciones sin necesidad de comprender todas las palabras. Supongo que ese era el problema del principio, que en cuanto no entendía alguna palabra me estancaba. Ahora no. Ahora sigo la conversación y solo pregunto cuando realmente me pierdo, sino es imposible…

En cualquier caso, el inglés te limita mucho. Intentas hacer amigos, conocer gente nueva y sin embargo tu nivel es el de un niño de 12 años. El idioma te hace estúpido. Tus conversaciones son sencillas. Te sientes impotente al intentar transmitir ideas complejas. Y no sabes cómo hacerle ver a la gente que también puedes tener conversaciones interesantes, pero en tu idioma… Eres un adulto, con conocimientos de adulto, con ideas de adulto, pero con un nivel lingüístico que te limita a expresarte como un niño.

Eslogan de la biblioteca pública de Vancouver

Lo más fácil es el tú a tú. Con alguien que tenga paciencia para hablarte despacio y repetirte lo que no entiendas. Aquí también influyen los acentos y las personas. Sí, las personas. Que una persona te hable con una sonrisa y de forma tranquila, que no se ponga nerviosa cada vez que no le entiendes, pues ayuda. Es curioso como hay personas a las que les entiendes casi todo y otras que parece que hablan en arameo y son tan bruscas hablándote, como para decirles que te repitan una frase.

En las conversaciones de grupo entre nativos me limito a escuchar e intentar enterarme por dónde van los tiros, aunque me pierda mucho en los detalles, las ironías y demás, por supuesto.

Y cuando estás muy cansado, pues una sonrisa muy grande, asentimientos a todo lo que te dicen y a dormir despierto y con los ojos abiertos. Cuando estás cansado el inglés no entra por ningún lado. Y necesitas desconectar.

Aún falta mucho para alcanzar un inglés que se aproxime al de fluido, pero bueno, siento que estoy en un momento de transición. Me han hablado de una curva del aprendizaje del inglés, que llega un punto en el que empiezas a entenderlo mejor y a partir de ahí es más rápido el aprendizaje… Así que a ver si me voy acercando a ese punto y os confirmo que es cierto. Vamos a ser positivos…

viernes, 26 de julio de 2013

Triste Día de Galicia

Cuando estás fuera el sentimiento por tu tierra se magnifica. Creo que es algo que le pasa a todo el mundo. Ayer, en clases de English for social media, me enteré por el comentario de un amigo en el Facebook: “Descarrilamiento de un tren en Santiago con 35 muertos y más de cien heridos”. Desgraciadamente los muertos ya rondan los 80.

Ahora, mientras escribo, todavía es el Día de Galicia en Vancouver. En España ya es el día siguiente. Un Día de Galicia completamente trágico y que marcará todos los próximos 24 y 25 de julio. Una casualidad que parece de coña. Ni el atentado más maquiavélicamente pensado. En Vancouver yo, como muchos otros gallegos expatriados, estaba pendiente de internet para saber qué había sucedido. Tenía ganas de llorar. Las noticias no podían ser más desalentadoras.

Vista de la catedral de Santiago desde la Alameda
Esta mañana he hablado en clase sobre el Camino de Santiago, sobre la historia de la ciudad y sobre el accidente. No es que lo haya hecho aposta. Es que tenía que hacer una presentación y la había preparado sobre el Camino de Santiago. Nadie se había enterado de lo sucedido, aunque sí que salió en las noticias. Pero, claro, sucesos como ese pasan tropecientos en el mundo y cuando te toca de lejos, como que no se siente.

Santiago es ajeno paro los canadienses. Para ellos España es Barcelona. Es curiosa esta dicotomía. No sé a quién le puede gustar menos, si a los catalanes o a los madrileños… :P Pero lo cierto es que Barcelona aquí tiene una muy buena imagen. Es esa ciudad que todo el mundo ha visitado o quiere visitar, una de las ciudades más bonitas del mundo. Que no le quiero quitar importancia, que por supuesto es una ciudad increíble, pero me llama la atención esa idea tan generalizada, que sobrepasa en mucho la que se tiene dentro de España. ¿Ha sabido venderse Barcelona o dentro de España no la sabemos apreciar?

Volviendo a mi tierra, de Galicia poco saben. La mayoría ni donde está, ni que tiene idioma propio, ni que Santiago tiene una catedral impresionante. (Hago aquí un inciso para destacar que cuando solicitas la visa te preguntan el idioma materno y en la multitud de opciones que hay no aparece el gallego, pero sí el catalán. Del vasco no me acuerdo.)

Pero de vez en cuando salta una chispa y te dicen cosas como que la comida es buenísima, que los gallegos son muy guapos y encantadores o que es la parte del Camino de Santiago que más les ha gustado. Sí. Habéis leído bien. Hay gente en Canadá que recorre medio mundo para hacer el Camino de Santiago. No es que todo el mundo esté deseando hacerlo, pero sí que he dado con alguna gente que lo conoce y que lo ha hecho. Vergüenza la mía tener que admitir que no lo he hecho nunca (por ahora)

Mapa que recoge las principales rutas del Camino de Santiago

Aquí el deporte nacional es el hiking, que en cristiano viene a ser hacer senderismo, por lo que no es de extrañar que les atraiga la idea de recorrer un país andando. Incluso he visto una agencia de viajes en pleno centro que publicita el Camino de Santiago en su escaparate, relacionándola con la película “The way”.

Mucho ánimo a todos los afectados, porque la pérdida de una vida no se soluciona con nada.

Y, por favor, quiero empezar a recibir noticias buenas de por ahí, que desde que me he venido, cada cual es peor. Un abrazo enorme a todas las personas que por una u otra cosa lo están pasando mal, especialmente los amigos más cercanos. ¡Siento mucho no poder estar ahí!

lunes, 22 de julio de 2013

Aquí también hay playas (pero distintas)

Si bien el tiempo en Vancouver generalmente es impredecible, parece cierta la premisa de que en julio y en agosto siempre hace sol. Fue empezar julio y el sol vino para no irse más (por ahora). Y estos días la ciudad es impresionantemente bonita. La temperatura es muy agradable. Debemos de andar entre los 20º y 25º, aunque los canadienses se sofocan rápidamente y necesitan aire acondicionado.

Al fondo, la playa de English Bay, una de las más concurridas
Con este tiempo y como buen vigués (adoptivo), hay que aprovechar para disfrutar de la playa, aunque nada que ver con las paradisíacas playas gallegas. Vancouver cuenta con varias, algunas en el propio downtown.

Quizás la concurrida English Bay sea una de las más conocidas. Si seguimos caminando hacia Stanley Park tenemos la Second Beach y la Third Beach, más alejada y más tranquila. Si vamos en dirección contraria, está la Sunset Beach, al lado del puente de Burrard, una pequeña cala más cercana a Yaletown.

Los troncos forman parte de la decoración de las playas
Fuera de downtown, están la playa de Kitsilano, recomendada por una profesora porque dice que es donde va la gente más guapa de la ciudad (aunque su respuesta a mi pregunta de por qué no fue muy convincente: "la gente guapa siempre va donde está la gente guapa"), la Spanish Bank, donde desembarcaron los españoles “longtime ago”, y la alternativa Wreck Beach, la playa que está en el campus de la universidad y la única nudista.

La tranquila Third Beach, en medio del frondoso Stanley Park
Viniendo de donde vengo, no van a ser las playas lo que más me sorprenda de Vancouver. Al contrario. En esto en Galicia les damos mil vueltas. Añoro ese color azul del mar y el agua cristalina que te incita a bañarte. Aquí, curiosamente, el mar tiene un tono muy oscuro, muy poco atractivo. La arena también es oscura. Y los troncos talados forman parte de la decoración. Los cortan en el interior del país y luego los dejan descender río abajo para abaratar el transporte, por lo que algunos de ellos han acabado en los arenales.

Según una profesora, en Kitsilano es donde está la gente más guapa :P
En cuanto a la temperatura del agua, si bien en mayo estaba congelada, ahora la temperatura es similar a la de Galicia. También resulta curioso la cantidad de fauna diferente que se puede ver. Los grupos de gansos son una tónica por toda la ciudad, pero es que ayer me quedé dormido en la playa y cuando me despierto, veo que todo el mundo está pendiente del agua. Me doy la vuelta y, ¡una cría de foca! De hecho, había visto un cartel que decía: "No molesten las crías de foca. Las madres suelen andar cerca y pueden ser muy peligrosas".

Wreck Beach, la más hippy, está en pleno campus universitario
La playa más divertida es por supuesto Wreck Beach. Más que una playa nudista yo creo que es una playa en la que está permitido todo, o casi de todo. La mitad o incluso más de la mitad de los usuarios llevan bañador, por lo que de nudista tiene poco. Y aunque en Canadá está prohibido fumar y beber alcohol en playas y parques, aquí la policía parece hacer caso omiso. El olor a marihuana es casi constante. Y los grupos de amigos se montan su particular botellón.

No es raro ver familias de gansos en la playa
Incluso una cría de foca muy cerca la arena!
También encontrarás gente tocando la guitarra, grupos actuando a su particular manera o música electrónica que procede de los yates o de algún grupo de amigos bien equipado. El ambiente al atardecer es muy agradable y esta playa “hippy” sirve para desconectar un poco de esa ciudad perfecta, pulcra y a veces esnob que es Vancouver, y dejarse contagiar por la fiesta, las pompas de jabón gigantes, las mujeres-sombrilla que venden bisutería, los extraños busca latas vacías (así consiguen dinero y limpian la playa), los vendedores ilegales de bebidas (y otros más especializados en hierbas naturales) o las bailarinas y bailarines del aro hula-hoop, que aquí parece ser que todavía siguen de moda.

Wreck Beach puede ser un espectáculo: mujer vendedora de bisutería
Para llegar a Wreck Beach puedes coger un bus hasta la Universidad de British Columbia. Una vez allí tienes que caminar unos 10 minutos y después bajar unas largas escaleras, que dicen que tienen más unos 300 escalones, aunque yo creo que podrían ser más. Hay descansos con bancos para los que no estén en muy buena forma.

Las pompas gigantes le dan un ambiente particular a Wreck Beach
Y al ritmo de música tecno, la gente se pone a bailar con hula-hoops


miércoles, 17 de julio de 2013

¿Cuántos años tienes?

¿Cuántos años tienes? Es la pregunta maldita que me hacen mis compis de escuela. Y después la reacción a mi respuesta... “Ohh! So old!” Con ese “Ohh” largo que pronuncian los asiáticos de forma tan expresiva cuando se sorprenden...

Y es que mi edad, 36 años, no es la más usual de las personas que vienen a Vancouver a aprender inglés. Es cierto que sí que hay algún japonés jubilado, algún chino emigrante que lleva años viviendo en Vancouver pero que aún está pez con el idioma o españoles como un servidor que salen del país en busca de nuevas oportunidades, pero la mayoría son jóvenes en torno a los 20 años, que todavía están estudiando en la universidad o lo van a hacer. Ahora en verano incluso comparto clase con algún teeneger de 15 años...      

Aquí tenéis un vídeo promocional de la escuela, donde se ven las instalaciones y el ambiente:



Y, claro, aquí paso casi siete horas al día. Y algo se tiene que pegar. Yo no me veo a mí sino que a quien veo es a ellos, por lo que no es de extrañar que, como le he dicho a una amiga al preguntarme por mi edad, cada vez estoy más joven. Y es que venirte a estudiar inglés, te rejuvenece, te hace volver a años atrás cuando tu vida consistía en decidir qué querías ser de mayor. “¿Qué vas a hacer cuando se te termine la visa?”, es lo que nos preguntamos aquí.

Cada día conoces gente diferente, tanto en la escuela como fuera de ella. Ayer tomé un café con un iraní, que me contaba lo mucho que añoraba su país y lo bien que vivía allí (ese país que desde Europa vemos casi como si fuera el infierno). Anteayer estuve hablando con un compañero de clase de Arabia Saudita, un chico de 20 anos con un look occidental muy informal, explicándome que incluso en Vancouver rezaba 5 veces al día y lo que significaba para él la religión. Y otro día, después de una presentación, una compañera de Taiwán me leyó los rasgos de la cara para hablarme sobre mí, mi pasado, mi presente y mi futuro… Y no la vi nada desencaminada.

En cada clase tenemos un mapamundi y otro de Canadá. El mundo es muy grande, ¡sí señor! Y creo que en Europa pecamos de eurocentrismo. No vemos mucho más allá del Mediterráneo. Latinoamérica también me parece cada vez más atractiva. Vancouver está llena de brasileños, de brasileños ricos, como me comentaba hace unos días una brasileña. Curiosamente son brasileños blancos, muy blancos, incluso rubios y pecudos. Brasileños que miran a Europa de tú a tú, o incluso por encima del hombro. Nada que ver con el estereotipo de brasileño/a mulato/a meloso/a que tenemos en España. Y es que, por lo visto, en Brasil la diferencia económica entre blancos y negros desgraciadamente todavía debe de ser muy grande.

En fin, que me encanta esta sensación de sentir que el mundo es tan grande y tan diverso, de cambiar los estereotipos que tenía, de sentir que hay muchas puertas abiertas y de que vuelvo a tener 25 años. Sí, esa es la edad que me echó un compañero japonés hace unos días (lo que tiene más mérito, porque los asiáticos parecen mucho más jóvenes de lo que son). ¿Por qué no? Con la ventaja de tener una trayectoria detrás y mucha más experiencia.

sábado, 13 de julio de 2013

Seattle, el primer contacto con USA

Seattle es la ciudad más cercana a Vancouver. Está a poco más de 200 kilómetros, pero para ello hay que cruzar una frontera, con su correspondiente aduana, por lo que el viaje en autobús se extiende a casi cuatro horas.También puedes ir en avión o en tren. Yo me decanté por el bus y cogí los billetes a través de Boltbus. Me salieron por 30$, aunque el precio varía en función de la antelación con la que los compres.

Como veis, una fusión entre Vigo y Londres...

Para entrar en Estados Unidos necesitas un visado que te dan en la frontera y que cuesta 6$ americanos. Puedes pagar con tarjeta de crédito, así que no te preocupes si no llevas el dinero cambiado.


En Seattle, como en Vancouver, las fuentes son para refrescarse

 Además de tener que rellenar un formulario en el autobús y entregarlo al agente de aduanas, también te preguntarán por tu viaje. Llévate el discurso preparado, porque yo no lo hice y aunque salí bien del paso, no es que sean muy agradables. Me dio por decir que iba de turismo, así que la siguiente pregunta fue "¿y cuáles son los sitios que vas  a conocer?" Y como iba con un amigo que ya había estado, tampoco me había preocupado por informarme sobre la ciudad, por lo que me quedé en blanco. Y lo expliqué tal cual. "¿Y dónde os vais a quedar?" "En la casa de un amigo". En realidad íbamos a hacer couchsurfing, una red de contactos para conseguir alojamiento gratuito en cualquier parte del mundo, del que mi amigo forma parte. Y en ese momento me di cuenta de que ni siquiera sabía el nombre de la persona en cuestión que nos iba a alojar ni su dirección, así que le expliqué al oficial que iba con otro amigo español y nos quedaríamos en casa de un amigo suyo, que yo estaba estudiando inglés en Canadá y que mi propósito era solo pasar el fin de semana en Seattle. Finalmente, aceptó y me dejó pasar. Y yo suspiré aliviado. El visado te sirve durante tres meses.

Vista de Seattle entrando por la autopista

Seattle y Vancouver, aunque en distintos países, son dos ciudades que creo que tienen mucha relación entre ellas. Ambas se admiran mutuamente. Sin embargo son muy diferentes y complementarias. Seattle, salvando las distancias, me recordó mucho a Vigo. Una ciudad llena de cuestas, un poco caótica, y con una estética industrial y un gran puerto. Pero aquí en vez de coches y barcos se fabrican aviones Boeing y en los últimos años ha sabido especializarse en las nuevas tecnologías. Aquí está el cuartel general de Microsoft, en el que trabajan más de 40.000 personas, y el de Amazon, además de contar con oficinas otras de las grandes como Google. También es la ciudad que vio nacer Sturbacks y varios conocidos grupos musicales como Nirvana o Pearl Jam.


El Space Needle, el símbolo de la ciudad

No es muy grande. Tienes unos 600.000 habitantes y el área metropolitana algo más de 3 millones, según la Wikipedia.

Entrada del Museo de artes de Seattle

En los pocos días que estuve allí me pareció una ciudad muy dinámica, con mucha gente joven e interesante vida nocturna y cultura underground.  Nada que ver con la idea preconcebida que podemos tener en Europa sobre América. Seattle es una ciudad muy liberal, aunque un poco contradictoria. Por un lado está legalizada la marihuana y el matrimonio gay, y por otro todavía está vigente la pena de muerte.

En este mercado los tenderos se lanzan el pescado de un puesto a otro

Durante nuestra visita coincidimos con la celebración del Orgullo Gay y me sorprendió como la ciudad se volcó con el evento. Nunca he estado en el de Madrid, pero me da la impresión de que es bastante distinto. Aquí empresas y asociaciones de todo tipo participan como una muestra de apoyo a la diversidad y a la tolerancia. Incluso los comercios lucen banderas arco iris por donde pasaba el desfile. Nada de carrozas con musculocas y mucho de participación de todo tipo de gente, simplemente bailando, tocando música o desfilando animando al público, tirando caramelos a niños y no tan niños y repartiendo panfletos con su causa. Una verdadera cabalgata de reyes, sin Reyes Magos, pero con la participación de todo tipo de plebe.

Seguidores de un político local
Algunas empresas adaptan los eslóganes a sus productos 
También la policía participó en el desfile
Y los nudistas tuvieron su hueco
Curiosamente aquí los mormones se unen a las reivindicaciones
Y los católicos!

Y como colofón, ducha multitudinaria en la fuente de un parque que está al lado de la Space Needle, donde héteros y gays nos refrescamos en paños menores.

Fiesta campestre multicolor al lado del Space Needle
Y para terminar, una ducha multitudinaria en el mismo parque

domingo, 7 de julio de 2013

Por fin vancouverita (viviendo en Yaletown)

Ya llevo una semana viviendo en Vancouver. Y nada más y nada menos que en Yaletown, en pleno centro. Un barrio pijo y moderno, a un paso de las calles comerciales y a unos 500 metros del paseo marítimo. Además el piso me queda a un paso de la escuela y a otro de la biblioteca pública.

Al final ha habido un cambio de planes. Una semana antes de que terminara junio, ese chico filipino tan majo del que os había hablado me envió un SMS llamándome de todo menos bonito. Supongo que hubo un problema de entendimiento de los mensajes por la traducción, pero, bueno, tuve claro que no quería vivir con una persona que reacciona de esa manera. Así que a otra cosa mariposa, y me puse a buscar de nuevo como un loco. Y recordé que ya cuando había decidido que viviría con él me había escrito un chico diciéndome que tenía una habitación disponible y que me la dejaba al mismo precio.

Vista de Yaletown desde el puente de Burrard

 Yo no fui ni a mirarla, porque la zona me parecía demasiado buena para ese precio. En  Yaletown las habitaciones no suelen bajar de los 800 dólares. Cuando lo vi no daba crédito. Habitación pequeña, pero completa, y con acceso a una terraza pequeña. Cristales de arriba abajo en dos de las paredes. La sala del apartamento enorme, y con un sofá con chaiselong. Detrás de él una mesa comedor, y la cocina más grande que había visto por el momento. Hasta baño para mí solo, ya que la otra habitación tiene baño dentro.

La habitación es pequeña, pero tengo sala y comedor, todo un lujo aquí

Y lavadora y sacadora incluidas. Aquí normalmente suelen compartirse con todo el edificio y tienes que pagar cada vez que las usas. Pero en este caso no. Incluso el edificio tiene una zona de gimnasio, sauna e incluso un jardín en una terraza que puedo utilizar gratis. Es bastante habitual en los edificios nuevos de Vancouver. Y otra curiosidad, es que para abrir el portal y moverte por el edificio en vez de llaves, se utiliza una especie de ficha que acercas a un lector y te va abriendo las puertas.

Con una visa de un año te puedes hacer socio de la biblioteca 

 Así he cambiado a un filipino que creo que trabajaba ilegalmente por un taiwanés-canadiense que trabaja en un banco. Creo que he tenido mucha suerte. El chollo viene porque sus padres acaban de irse a vivir a Toronto, y casualmente di con él antes de que pusiese ningún anuncio. Supongo que le gustó mi perfil y prefiere vivir con alguien con el que se siente a gusto antes que ganar más dinero. Y aquí, por lo que me han comentado, los españoles resultamos exóticos y despertamos interés.

Buscar habitación en Vancouver no es fácil y a veces resulta desesperante. Craiglist es la página web donde se cuece todo, tanto para buscar trabajo, como muebles usados o alojamiento. Hay muchos anuncios, pero todavía más gente buscando, así que las personas que buscan room mate se permiten incluso el lujo de ser desagradables. A muchos emails ya no te responden porque no les gustas o ya está ocupado el piso. Muchas veces ni siquiera te facilitan foto y la información que te dan es escasa. Te dirán que vayas a verlo, pero no serán muy flexibles en cuanto al día y la hora. Y una vez que llegas allí, a lo mejor no es una habitación sino un trozo de sala separado por cortinas o un biombo. Tener sala en downtown es un lujo. Normalmente las alquilan, así que si encuentras algo decente con una sala, no te lo pienses y cógelo.

Zonas verdes y para hacer deporte a un paso del centro de la ciudad

 En fin, que hay que tener paciencia y tiempo, por eso creo que es una buena idea quedarse el primer mes en homestay. En un sitio no les debí de gustar mucho, ya que tras enseñarme la habitación muy rápido me dieron un falso “thank you” y me señalaron a la puerta. Así es la vida del emigrante… Yo creo que la mejor opción es encontrar a alguien a través de un amigo, o en cualquier foro o web de algo que sea de tu interés. Es decir, relaciónate con gente local. Si te gusta la naturaleza, vete a las reuniones de Greenpeace. Participa en tareas de voluntariado que encuentres. En Meetup hay grupos de personas con afinidades comunes. Hazte un perfil y participa. ¡Y no dejes de decir que buscas una habitación! Al fin y al cabo lo importante de compartir piso es encontrar alguien afín, ¿no?

¡Necesito una bici ya!

Yo por el momento estoy muy contento. Es una comodidad vivir en pleno centro, y tan cerca de la escuela. Ya paso de tuppers y me vengo a comer a casa. Y he descubierto una zona al lado del mar que apenas conocía y que me ha gustado mucho. Está a unos 500 metros. Es un paseo marítimo con una zona para peatones y otra para bicicletas. Y con varios parques en los que poder tirarse para tomar el sol con vistas al mar. He sacado algunas fotos para que os podáis hacer una idea, pero tendríais que estar aquí para verlo. ¡Esto sí que es calidad de vida! Lo repito, solo me faltáis vosotros… Y la comida, claro… :P

Carril de peatones a la izquierda y de bicis a la derecha
A falta de playa en el barrio, la gente utiliza el césped para tomar el sol
Downtown es una península rodeada de un paseo como este
Cualquier lugar es bueno para hacer el pino y presumir de ello

martes, 2 de julio de 2013

Cosas por las que deberías replantearte lo de venir a Vancouver

Vancouver no es la panacea. No es la solución de todos tus males. Ni te hará sentirte la persona más feliz del mundo. Yo estoy bien. Estoy contento de haber dado este paso. Y me alegro de la decisión que he tomado. Pero tú no eres yo. Y el mundo es muy grande. Es como cuando tu pareja te deja. Hay muchos peces en el mar y muchas flores en el jardín. Pues eso, hay muchos sitios en los que aprender inglés o a los que emigrar.

Así que hoy toca hablar de otros aspectos de Vancouver, que quizás te hagan replantearte si esta es la ciudad elegida para aprender inglés y conocer otro cultura.

Si necesitas estar en contacto con España en todo momento, Vancouver no es tu ciudad. Aquí son 9 horas menos, lo que significa que cuando tú estés disponible, en Europa estarán durmiendo. Al principio no habrá problema, recibirás mensajes continuamente, incluso de gente de la que hacía tiempo que no sabías nada. Las redes sociales se encargarán de informarles de que te has ido. Mucho ánimo, mucho apoyo y “eres un valiente”. Tus amigos y tu familia estarán ahí, atentos a cada paso que vas dando…

Pero en unas semanas se olvidarán de ti o te enviarán mensajes mientras estás en la escuela, por la mañana, y cuando salgas ellos ya estarán en cama, así que las conversaciones se limitarán a un ¿sigues vivo? ¿hay alguien por ahí? O menos mal que sé que estás bien porque has actualizado el Facebook… En fin, que si necesitas contarle a tu amiga del alma que te has comprado un vestido amarillo o necesitas urgentemente que tu mami te diga cómo hacer una paella, piénsatelo dos veces antes de venir a Vancouver…

La comida asiática no siempre tiene esta buena pinta

Si eres más de vida nocturna que de diurna, en Vancouver te morirás de asco. Sí, aquí hay discotecas y pubs. Puedes beber cerveza o una copa e ir a bailar. Pero cualquier cosa parecida a lo que hay en tu pueblo es pura casualidad. Es boring, muy boring. Los vancouveritas lo saben y por eso ya no salen. Y si lo hacen se van a Seattle, que es donde he encontrado una vida nocturna decente e interesante. ¿A qué me refiero con que la night life es caca? La música es mala a rabiar. No he encontrado un sitio que me guste. O suena a música disco old fashion o música comercial sin ningún atractivo. Bueno, lo importante es la gente, diréis. ¿Qué gente? Haces cola en una discoteca pagas la entrada y cuando entras está vacía ¿pero qué sentido tienen aquí las colas? Si preguntas a un local te dirá que es porque tienen un aforo máximo, como si en España nos metieran a presión (bueno, a veces)… ¿pero cuál es ese aforo? Una persona por cada 6 metros cuadrados?

Acabo de llegar de Seattle y por eso me atrevo a decir esto. Antes pensaba que iba mayor, que ya no estaba hecho para la noche, pero no. En Seattle es diferente. Tiene una cultura underground de la que carece Vancouver, donde los pocos que salen se mantienen estáticos y si se mueven rozan el chonismo típico de esos días en los que se celebran las fiestas de empresa y tienen su momento de gloria los que no salen habitualmente. En definitiva, si buscas marcha nocturna, quédate en tu pueblo o busca otra ciudad.

Si no eres open-minded, no te gusta lo diferente y espera seguir haciendo tu vida como en España, búscate algo más afín. Vanvouver está en Canadá, eso es cierto, pero culturalmente está más allá. Y cuando digo más allá, me refiero a mucho más al este. Sí, al este, aunque en el mapa aparezca al oeste. Dicen que ya más de la mitad de la población es de origen asiático. Y eso se nota en muchas más cosas que en los ojos rasgados. Los vancouveritas han convertido en propias la cocinas asiáticas. Dicen que aquí encuentras el mejor sushi después del de Japón.

Tanto si eliges homestay como compartir piso lo más probable es que acabes conviviendo con algún asiático. Y la cocina te olerá distinto, te lo aseguro. El supermercado estará repleto de productos que no sabrás ni para qué sirven… Como lo podría decir de una forma que entendáis y que no suene mal. La cultura de la limpieza, también es muy diferente. Por algo las chachas españolas, y especialmente las gallegas, se hicieron famosas allá adonde emigraron. ¿Alguien me puede explicar qué hacen toallas húmedas en la zona de las verduras de la nevera?

A veces parece que alguien le ha robado los colores a la ciudad

Si te sientan mal los cambios de tiempo, no vengas a Vancouver. No es que en Vancouver necesites llevar un paraguas siempre en la mochila, o que a veces el cielo permanezca tan gris que parece que alguien le robó el color al mundo. Para mí lo peor es que las predicciones meteorológicas aquí no funcionan. Puedes salir un día por la mañana lloviendo, y por la tarde hace día de playa, o a la inversa. Si en el tiempo dicen que el fin de semana hará bueno, no te fíes. El viernes podrían cambiar las previsiones radicalmente y tendrás que cancelar el picnic.

Más que llover mucho en cantidad, lo que pasa es que comienza y termina de llover continuamente. Más parecido a lo que en Galicia llamamos orballo, una lluvia fina, que a lluvia fuerte, pero hay que estar preparado para estos cambios de tiempo.

Vancouver no es ciudad para fumadores. De tabaco, quiero decir. Yo no fumo y contento que estoy, pero seguro que a muchos no les hará mucha gracia. No puedes fumar en playas, parques, ni terrazas de cafeterías. Si lo haces en la calle tendrás que estar alejado de puertas y ventanas abiertas. Incluso en algunos edificios está completamente prohibido fumar. Y no me refiero exclusivamente a las zonas comunes. Eso sí, el olor a porro lo encuentras por todas partes. La marihuana todavía no es legal, pero hay un movimiento muy fuerte para legalizarla. En la vecina Seattle, ya lo es.

Imagen tomada en el centro de Vancouver

Y  después, para terminar, está la vergüenza de Vancouver. Vancouver es una ciudad bonita, moderna, con una calidad de vida envidiable. Por eso me parece una vergüenza la cantidad de homeless que hay por las calles. Ves gente extraña pidiendo en un estado deplorable. A veces son casi niñas adolescentes. Otras veces personas que parece que tienen algún problema mental. Otros son toxicómanos. No se meten con nadie. La gente pasa indiferente a su lado. Ellos solo piden alguna ayuda con un pequeño mensaje escrito en un cartón, buscan en las basuras para ver si hay algo de comida y recogen latas y botellas, porque aquí si las devuelves a la tienda consigues algo de dinero.

Pero lo peor de todo es la explicación que te dan, si preguntas a qué se debe esto. Una es muy lógica. Vancouver es la única ciudad de Canadá donde un mendigo puede sobrevivir en invierno sin tener un techo. La segunda es que hace años cerraron el único psiquiátrico que había y no hay ningún lugar donde acoger a personas con problemas mentales. La tercera está llena de controversia. Aquí los drogadictos no son peligrosos porque, por lo que he entendido, el propio gobierno les proporciona la droga que necesitan. Sí, droga y no metadona. Pero eso es lo que he entendido. Igual me he perdido en la traducción. Tengo que investigar más sobre el tema.

Si ahora piensas que Vancouver es una ciudad horrible, igual deberías leer también COSAS POR LAS QUE MERECE LA PENA VENIR A VANCOUVER.