domingo, 28 de abril de 2013

Los últimos preparativos

Ya queda menos de una semana y los nervios se presentan un día sí y el otro también.



Sigo intentando cerrar temas. La casa ya está prácticamente recogida para ser habitable sin mí. Varias cajas precintadas y etiquetadas para saber lo que hay dentro ya están en el trastero. La documentación importante está seleccionada y preparada para llevar a casa de mi familia, por si fuera necesario. Y muchas, muchas cosas, se han ido a la basura. Es una oportunidad increíble para hacer limpieza de muchos años.

Y solo queda pendiente vaciar completamente el armario y seleccionar la ropa que se viene conmigo a Canadá y la que se queda en casa de mi padre, castigada al ostracismo durante o año, o con la suerte de que pueda viajar a América más adelante a través de algún servicio de mensajería.



Ya tengo la carta de la embajada que hay que entregar en la aduana para que te den el visado, pero como las cosas fáciles son aburridas, solo me ha llegado el permiso de estudio y todavía no tengo muy claro qué tengo que hacer para conseguir el de trabajo. Sé de gente que recibió directamente el de trabajo. En la agencia me dicen que quizás tenga suerte y me lo concedan igual en la frontera, pero la embajada en su email no explica nada y tampoco ofrece muchas facilidades para comunicarse con ellos. He conseguido un email y he probado suerte a ver si me contestan en los próximos días. También a ver si la agencia me aclara un poco más qué pasos debería seguir para conseguirlo. Porque si la embajada tan solo me remite un permiso y no el visado ¿tendría que volver a la aduana para que me den el visado de trabajo una vez que me envíen el permiso?

Haciendo limpieza en documentos he descubierto un folleto con información del DNI digital y mi pin para utilizarlo. Me parece que me podría ser útil en Canadá, así que me voy directamente a conseguir un lector para poderlo utilizar. Lo compro, lo instalo y una vez que introduzco el pin me dice que está caducado. Tendré que ir el lunes a la Policía a ver si me pueden facilitar otro pin. El lunes también tengo cita en el SEPE para notificar que voy a salir al extranjero y que me suspendan la prestación por desempleo. Sé que mucha gente no lo hace y no ha tenido problema, pero ¿quién sabe? vamos a hacer las cosas bien y a dar ejemplo, que hace falta en este país.

También mañana iré recoger mis dólares canadienses. Lo mínimo que me han dejado cambiar: 130$. El cambio aquí sale peor. Yo siempre he sido partidario de ir directamente al cajero en destino o cambiar euros en el aeropuerto, pero, bueno, en este caso voy solo y el viaje ofrece más respeto. No vaya a ser que allí tenga algún problema. Además, viajaré desde Londres con una compañía canadiense y son 10 horas de trayecto. Igual en cabina no aceptan euros, así que mejor llevar moneda local. Es curioso como el cambio de moneda es diferente en función de si pides cash, haces una transferencia o sacas el dinero en destino a través de cajero En un principio el cambio parece irrelevante, pero si haces cálculos, cuando la cantidad es importante son bastantes euros los que te puedes ahorrar. Al retirar dinero en un cajero te pueden cobrar una comisión de un 3%, pero es que la  diferencia de cambio ronda el 10%.


El permiso de conducir internacional cuesta solo 10 euros
Otro documento importante que he solicitado ha sido el permiso de conducir internacional. Yo antes no lo conocía, y no sé si realmente es necesario, porque he escuchado de todo. Pero me ha costado hacerlo menos de 10 euros en Tráfico y te lo dan al momento si llevas una fotografía. De todas formas, también debes llevar tu carné de conducir nacional, ya que por sí solo puede no ser válido, en función del país. He leído por algún lado que solo es válido durante los tres primeros meses, aunque no sé como los agentes canadienses pueden saber si acabas de llegar o llevas ya casi un año allí. Bueno, sí, por el pasaporte, pero si por ejemplo te vas un fin de semana a Estados Unidos ¿vuelven a empezar a contar esos tres meses?

Ah! Y mañana también cuento con cerrar el tema del seguro médico, que es obligatorio. Finalmente me he decantado por uno canadiense, Guard.me, que contrataré a través de la agencia con la que compré el curso, ya que me sale más barato. Ya os hablaré más adelante  con más detalle de este tema.

Como veis, mañana va a ser un día bastante decisivo y es que pasado mañana ya dejo mi casa y me marcho de Vigo.
  

viernes, 26 de abril de 2013

Las despedidas

Todavía falta una semana y ya empezaron a sucederse las despedidas. En una de ellas una amiga me contó que cuando una amiga suya también se fue a vivir fuera, prefirió no decirle a sus allegados el día exacto de su marcha. Y siempre se despedía con un “chao”, como si esa palabra significase un “hasta mañana”.

Pero todo el mundo que te conoce te bombardeará con un “¿cuándo te vas?”, por lo que es difícil escapar de la respuesta. Yo, como buen planificador, ya sé las fechas de todo el proceso desde hace tiempo y así lo he ido contando a quien me lo ha preguntado. El martes 30 de abril dejaré Vigo. El viernes 3 de mayo, el país. Y el sábado 4 de mayo marcharé de Europa por Londres y llegaré a Vancouver.



Para las despedidas mejor no dramatizar. Bueno, para las despedidas y para concienciarte tú mismo para tu nueva aventura. Mejor pensar que es solo algo temporal. Y que aunque el visado, por ejemplo en mi caso, sea de casi un año, podría volver mucho antes si así lo desease. Pensar en pasar un año entero fuera de tu mundo y de tu gente da vértigo. Pero pensar que vas a estar unos meses y después valorar si te vuelves o te quedas un poco más, significa que si te quedas un poco más es porque estás bien y te compensa. Pues así piensa mi cabeza. Mi objetivo es permanecer en Vancouver los casi seis meses que dura el curso de inglés. Después podría quedarme casi otros seis y trabajar, pero eso ya lo veré una vez allí. Si me apetece, estoy a gusto y encuentro trabajo para poder cubrir gastos o alguna experiencia laboral interesante que me pueda ser útil en el futuro. Así que si me quedo, será porque me compensa  y no por el orgullo de no volver antes de tiempo.

Pero estas explicaciones no le servirán a todo el mundo que te va a echar de menos. A los que no ves frecuentemente, aunque siempre están ahí, hay que hacerles un ejercicio de raciocinio. “¿Cada cuánto nos vemos habitualmente? ¿tres? ¿cuatro? ¿cinco meses? ¡Ya verás como es más o menos lo mismo! El tiempo pasa rápido y pronto estaré de vuelta”.

Además, hoy por hoy comunicarse es tan fácil. En Canadá tendré número de teléfono canadiense, pero cuento con tener guasap, así que estaré conectado gratuitamente en cualquier momento. El Facebook y este mismo blog también servirán para mantenerme en contacto con amigos y familia. Y después está el Skype, que me permitirá mantener en tú a tú con las personas más próximas.

El único problema será la diferencia horaria. En Vancouver son 9 horas menos. Así que habrá que encajar el mejor momento para comunicarse. Pero lo principal es saber que la persona que quieres, aunque esté lejos, está bien, y hoy por hoy hay muchas formas de saberlo y hacerlo saber. 

Todo esto no tiene nada que ver con los antiguos emigrantes. Que se iban sin saber adónde, ni con quién ni con qué se iban a encontrar, que tardaban semanas en tener noticias de su gente a través de carta… Y que en la mayoría de los casos no tenían ni idea del idioma del nuevo país.

Pues eso, que sí, que es duro, que estar lejos de algunas personas será tedioso en algunos momentos y no sólo para ti, sino también para ellas. ¡Lo sé! Y en mi caso también. Pero vamos a intentar hacer las cosas lo más fácil posible. ¡Fuera dramas!

domingo, 21 de abril de 2013

Y por qué Canadá?

El objetivo principal de mi marcha es volver hablando inglés, por lo que mi destino tenía que ser obligatoriamente un país anglófono. Pero también buscaba un país que me permitiese trabajar. No quiero desaprovechar la oportunidad de tener una experiencia laboral internacional.

Lo más fácil, por proximidad y por facilidades burocráticas, es quedarse dentro de la Unión Europea. Aquí no necesitas visado, tienes derecho a sanidad pública y hasta te puedes llevar la prestación por desempleo. Reino Unido e Irlanda parecen las opciones más obvias. Pero tanto para mí como para todo el mundo, por lo que no es de extrañar que en estos momentos difíciles, las calles de Londres se hayan llenado de españoles en búsqueda de trabajo. Las numerosas oportunidades laborales que ofrecía UK hace unos años ya no son iguales. Y ahora hay una marabunta de jóvenes españoles y de otros países en situación parecida, con los que tendría que competir para un puesto de trabajo. Además, tanto el nivel de vida como el precio de los cursos son elevados y los salarios no tanto. Y el cambio de la libra tampoco ayuda.

Londres ya no es el paraíso laboral de hace años

En un primer momento me atraía el hecho de vivir en un país en vías de desarrollo y con grandes expectativas de crecimiento, como es Sudáfrica. En concreto, Ciudad del Cabo. Vivir en África sería un cambio brutal. El nivel de vida es barato y el número de alumnos en los cursos es más reducido. No obstante, el paro todavía es muy elevado, en torno al 20%, por lo que no concede visados de trabajo a estudiantes, para proteger a sus ciudadanos, por su alto nivel de desempleo para trabajos no cualificados. Y el alto nivel de violencia tampoco ayuda.

Justo lo contrario a lo que pasa en Australia, con un paro que ronda el 5%, donde los estudiantes ocupan los puestos de trabajo que no quieren los australianos. Australia permite trabajar 20 horas a la semana con visado de estudiante y cada tres meses disfrutas de un mes de vacaciones en el que puedes trabajar hasta 40 horas. A ello se suma un país tan lejano como atractivo, con una enorme calidad de vida y un clima envidiable, a pesar de que el viaje dure más de 20 horas.

Sudáfrica permite combinar clases de inglés con un destino exótico

Pero Australia lo tiene organizado de tal forma que parece una máquina de hacer dinero con los extranjeros. Para quedarte en el país tienes que matricularte en un curso (unos 3.000 euros para uno de inglés de 3 meses). De esta forma puedes trabajar, normalmente en puestos que ellos no quieren, pero lo que ganas lo necesitas para vivir allí (si te llega). Además, cada vez que pagas un curso y solicitas un visado tienes que pagar una tasa de unos 400 euros. Y la primera vez que lo haces, antes de entrar, hacer un reconocimiento médico en un lugar autorizado (en España solo en Madrid o Barcelona) que te cuesta más de 100 euros. 

Y nada te asegura que vayas a conseguir trabajo, especialmente si tu nivel de inglés no es bueno. Porque allí el nivel de vida es carísimo, especialmente en Sydney. He estado sondeando un poco lo que podría costarme una habitación y lo más económico que encontré fueron habitaciones compartidas por 150 dólares la semana. Para tener habitación privada habría que contar con unos 300 dólares más o menos, lo que serían unos 1.200 dólares al mes (casi 1.000 euros).

En Sydney el precio de una habitación ronda los 250 euros a la semana

Por su parte, Canadá, aunque tiene una política migratoria similar y comparte con Australia ser un enorme y despoblado país (ambos más grandes que Europa y con menos habitantes que España) no me da la impresión de que hagan tanto negocio con los extranjeros. Me parece que sus políticas son más amables, aunque también muy protectoras a favor de sus ciudadanos. Para empezar, tramitar un visado cuesta cuatro veces menos, unos 100 euros. Canadá tan solo permite trabajar 20 horas semanales a los estudiantes universitarios. Y los precios de los cursos universitarios, aunque asequibles para los canadienses, son prohibitivos para los extranjeros porque tienen precios diferentes para foráneos. Tampoco la sanidad pública está disponible para los de fuera, que tienen que contratar un seguro médico privado obligatoriamente.

Otra opción que permite el Gobierno canadiense para estudiar y trabajar en el país son los programas de estudio y trabajo, que ofrecen prácticamente todas las escuelas de idiomas. El Gobierno canadiense permite trabajar a aquellos estudiantes que cursen un programa que exija una parte práctica, aunque nunca debe ser superior a la parte teórica. Así, las escuelas de inglés han creado cursos de inglés a medida que cuentan con una parte en la que el alumno pone en práctica el inglés aprendido previamente en un entorno profesional, y de esta forma uno puede trabajar y autofinanciarse parte de su estancia. Pero parece ser que esta opción la van a eliminar a partir de 2014.

Canadá es conocida por su naturaleza y sus paisajes espectaculares
Otra opción a la que pueden optar los españoles menores de 35 años es el Working Holiday Permit, un visado que permite viajar y trabajar libremente en el país durante un máximo de 12 meses. Todos los años la Embajada de Canadá en París (que es la que concede los visados a españoles) anuncia nuevas plazas pero se agotan en nada. Hay que enviar toda la documentación por correo y si quieres que tu solicitud llegue entre las primeras debes contratar mensajería privada. Sino te pasará como a mí, que me tardó 10 días en llegar la documentación por correo certificado urgente y quedé fuera. Visita la web de la embajada para informarte.

También existen otras opciones como Estados Unidos, pero aquí lo de trabajar es imposible y las políticas migratorias son más restrictivas, o Nueva Zelanda, que también cuenta con un visado de Working Holiday, aunque en este caso es solo para jóvenes hasta 30 años de edad.

La opción del Study and Work Program de Canadá me gustó desde el principio, porque primero obtienes en la escuela las habilidades lingüísticas necesarias para poder enfrentarte el mercado laboral, y te dan las pautas necesarias para ser capaz de buscar tú mismo el trabajo, o bien te lo buscan ellos previo pago. Por otro lado, Canadá siempre se sitúa entre los mejores países para vivir, tiene fama de ser una sociedad culta y tolerante, es segura, cuenta con unos paisajes increíbles y una proximidad a Estados Unidos también muy interesante. Aunque su nivel de vida es caro, no tanto como Australia, y el cambio es más favorable que el del dólar australiano y mucho más que la libra esterlina. Los precios de los cursos, con el cambio a euros, también son de los más asequibles (yo he conseguido una oferta de un curso de inglés de 5 meses y medio de 29 horas semanales y que me permite trabajar otros 5 meses y medio por solo unos 2.000 euros). Y una experiencia laboral en Canadá al fin y al cabo es una experiencia laboral americana, y seguramente ofrezca una nueva visión, que será muy valorada en España en un futuro.

El problema que le veía a Canadá es el tiempo, el frío. Hasta que descubrí que existe una ciudad, Vancouver, que apenas llega a bajar de los cero grados en invierno, que aparece en todos los ránquines de las mejores ciudades para vivir del mundo, que tiene mar y playa, que todo el mundo dice que es preciosa y en la que llueve mucho. Y yo me pregunto si llover mucho es llover como llueve en Galicia o más.

Por todo ello finalmente Vancouver ha sido mi destino elegido. Y allí voy. Faltan 15 días…

sábado, 20 de abril de 2013

Me voy!

En dos semanas pisaré Canadá por primera vez. En concreto, Vancouver. Y allí pasaré los próximos meses. Ha sido una decisión meditada y razonada ya desde finales del año pasado (cuatro meses) y que ha ido tomando forma poco a poco. Son muchas las decisiones que hay que tomar, tanto sobre lo que uno deja como de lo que uno se encontrará en cuanto llegue a su destino.

Me voy desde luego en unas circunstancias muy propicias para marcharse. La crisis no solo ha sembrado el desempleo por toda España, y gran parte de Europa, sino que las condiciones laborales, ya de por sí mediocres para un país desarrollado, en los últimos años han pasado a ser precarias.


Escultura dedicada al emigrante, en el Puerto de Vigo

Pero afortunadamente yo me voy porque quiero, o eso quiero pensar.

Me voy porque creo que en este momento es lo mejor para mi carrera profesional. Aquí poco se me pierde y espero que vivir unos meses en un país de habla inglesa me permitirá conseguir un nivel fluido de inglés.

Me voy porque en su día no pude. Empecé a trabajar muy pronto y sería una locura en ese momento no aprovechar las oportunidades laborales que tuve para empezar una aventura en el extranjero.

Y me voy porque me apetece. Porque creo que vivir en un país con una cultura diferente enriquece a las personas. Porque nunca he vivido en una gran ciudad (de tamaño me refiero, ya que sí que he vivido en pequeñas grandes ciudades), una ciudad cosmopolita donde conocer a gente de todos los rincones del planeta. Y porque, quien sabe, ver la crisis desde lejos, integrado en una de las sociedades más desarrolladas del mundo (dicen, pero aún no lo sé), espero que me sirva para decidir qué hacer con mi vida en estos momentos de incierto futuro.

Empiezo así este blog que espero que sirva tanto para todas esas personas que están planteándose marcharse, como para que las que me siguen y me quieren estén al tanto de mis aventuras y desventuras en este nuevo país. Para ello intentaré reflejar tanto mis impresiones y sentimientos en cada momento, como dar información útil y consejos a los que todavía están tomando sus pequeñas grandes decisiones.