Después de haber pasado ya nueve meses en Vancouver, no
haber visitado todavía Whistler era un crimen. Whistler es considerada por
muchos la mejor estación de esquí de Norteamérica. Es la más grande, con más de
200 pistas de esquí en dos montañas diferentes: Whistler y Blackcomb. Cuenta
con 38 teleféricos que permiten ascender a 1.609 metros sobre el nivel del mar, y con capacidad para albergar a más de 60.000 esquiadores por hora. Además, junto
con Vancouver, fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010.
A menos de dos horas por carretera de Vancouver, el
principal inconveniente de Whistler es el precio. Tiene fama de caro. Y de
hecho lo es. Los hoteles a pie de pista no son nada baratos y pasar un día
aprendiendo a esquiar asciende a casi 300$, entre las clases, el alquiler de
los esquís y el pase. Por eso no es el lugar más conveniente para los neófitos, ya que en el entorno de Vancouver existen otras pistas como Cypress,
Seymour o Grouse Montain, más modestas pero suficientes para dar los primeros
pasos en la nieve, y donde podrás ahorrarte unos 100 euros al día.

Pero Whistler también es lugar para no esquiadores. Subir a
las montañas en los teleféricos y disfrutar de las vistas en las distintas
paradas merece y mucho la pena. Apreciar la inmensidad de las montañas,
sobrevolar los bosques, ver a los esquiadores diminutos a lo lejos y el
paisaje nevado es una maravilla que cuesta en torno a 50$. Por ese precio
puedes utilizar tanto las góndolas, como las telesillas durante todo el día y
las veces que quieras.
Para subir a Whistler, puedes alquilar un coche o ir
directamente en autobús. Hay varias empresas que ofrecen este servicio. Yo fui en el
Snowbus, que si tienes carné de estudiante o de alberguista internacional
te sale por 40$ ida y vuelta. Una vez arriba, decidimos alojarnos en el
albergue internacional, que es el único alojamiento económico en Whistler
(42$/persona). Las instalaciones están muy bien, pero está a 8 kilómetros del
centro (está bien comunicado en bus urbano, que funciona hasta las 3 de la
mañana los fines de semana) y, claro, como es albergue, tienes que compartir
habitación y baño con desconocidos.
Aquí os dejo unas fotos para que podáis ver el paisaje. Un
Whistler la temperatura estaba a pocos grados bajo cero, pero arriba de todo
debía estar bastante más frío. Las manos se me congelaban al quitarme los
guantes para hacer las fotos.
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Naturaleza en estado puro... |
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Whistler acogíó las Olimpiadas de invierno de 2010 |
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Parking de tablas de snowboard en una de las paradas del teleférico |
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Los bosques de Whistler a vista de páfaro desde el teleférico |
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Aunque hacía frío, se necesitaba nieve artificial |
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Vista del pueblo de Whistler con las montañas al fondo |
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Esquiadores deslizándose por una de las pistas de Whistler |
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Empinada subida inicial con el pueblo de Whistler al fondo |
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El teleférico te eleva hasta un kilómetro de altura |
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Sobrevolando en medio de la naturaleza de Whistler |
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Más naturaleza y más altura |
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Las vistas son impresionantes y rezuman paz y tranqulidad |
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Más vistas inmensas de naturaleza en estado puro |
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Una de las góndolas del teleférico |
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Una vista de los esquiadores y las telesillas |
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Ver las enormes coníferas tan diminutas, impresiona... |
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Una de las góndolas permite divisar el paisaje desde el suelo |
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El bosque visto desde lo alto |
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El mismo bosque, pero más de cerca |
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Y seguimos camino del cielo |
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Árboles y nieve es la tónica de las montañas de Whistler |
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Esquiadores disfrutando de las vistas de Whistler |
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Un nuevo parking de tablas de snowboard |
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Una telesilla con impresionantes vistas al fondo |
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Columna de telesillas |
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Vista de una de las pistas con el pueblo de Whistler al fondo |
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Un parque con pequeñas hogueras para calentarse del frío |
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Aunque algunos dan un paseo en pantalón corto a -7ªC |
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La llegada de los esquiadores a Whistler, desde el pueblo |
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Aquí los niños empiezan a esquiar desde muy pequeños |
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Típica estampa en Whistler de jóvenes con tabla de snowboard |
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Niños jugando sobre un río congelado en Whistler |