Canadá es el segundo país más grande del mundo y tienen
menos habitantes que España. Es un país inmenso que está vacío, por eso el
hecho de buscar un viaje para un fin de semana largo supone recorrer muchos más kilómetros que lo que harías en España. En general América es así, pero aquí, si cabe, las distancias se notan más.
Afortunadamente aquí estos fines de semana largos son
bastantes. Prácticamente todos los festivos son en viernes o lunes.
De esta forma se evitan los puentes, pero te aseguras al menos tres días de
descanso. Así, yo he aprovechado para conocer el valle de Okanagan, al este, a
unos 400 kilómetros de Vancouver, y Portland y la costa estadounidense de
Oregón, al sur, a unos 500 kilómetros y con una frontera de por medio.
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Camino de Okanagan, ya con paisaje mediterráneo |
Aunque el viaje a Okanagan supone cruzar montañas picudas y
hasta zonas nevadas a principios de mayo, una vez en destino recuerda mucho al
paisaje mediterráneo. Zonas más áridas, el verde intenso da paso a tonos
tierras, y, es por ello, que Okanagan es La Rioja canadiense, o al menos, La
Rioja de British Columbia, de donde proviene la mayor parte del vino local.
En el viaje, pueblos perdidos en medio de la nada, donde
parece imposible no morirse del aburrimiento, con tres o cuatro cadenas de
hamburguesas o bocadillos, que le dan algo de vida y que acaban siendo la
parada obligada para los viajeros de carretera. Porque no hay nada más.
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Lago de Osoyoos, en Okanagan |
Kellowna, que viene siendo la capital, o al menos la ciudad
más importante de Okanagan, es una ciudad pequeña, tranquila, que está bien,
pero que quizás no merezca la pena recorrer 400 kilómetros para ser visitada.
Bañada por un lago enorme que parece un mar, al final nos fuimos sin ver el auténtico
Ogopogo, el monstruo que supuestamente vive bajo sus aguas al estilo del
monstruo del Lago Ness, una serpiente de mar de unos 13-15 metros de longitud,
según los indígenas.
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Más paisaje mediterráneo en Okanagan |
Por su parte, viajar hacia el sur de Vancouver supone cruzar
la frontera de Estados Unidos y tener que parar, con las colas
que conlleva especialmente en fines de semana largos, al estilo de las que se
formaban hace años en Tui, para poder pasar a Portugal, pero más a lo bestia,
al estilo americano.
Por primera vez, dejé Seattle a un lado y me dirigí
directamente a Portland, ya en el estado de Oregón. Ni Seattle ni Portland son
las capitales de sus estados, pero sí las ciudades más importantes y las más
conocidas.
Portland tiene como slogan “Keep Portland weird”, y es que presumen
de ser una ciudad rara. La principal atracción de Portland son sus gentes, que
aquí definen como
hipsters, cuyo significado al principio pensaba que era
hippy, pero viene a ser más parecido al de alternativo,
personas
que siguen un estilo de vida propio, independiente a las modas del momento.
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En Portland no es raro ver cosas muy diferentes... |
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Incluso un drink car, a pedalear de bar en bar... |
Es curioso como
Estados Unidos es mucho más variopinto de la idea que tenemos en Europa, y especialmente en España. Esa idea uniforme y muchas veces retrógrada de Estados Unidos, nada tiene que ver, por lo menos, con las ciudades del noroeste, mucho más abiertas, tolerantes y avanzadas. Además, en Estados Unidos cada Estado es un mundo, y las normas y la regulación son muy diferentes. Fuera ya de temas socorridos como si es legal o no la marihuana, la pena de muerte o el matrimonio gay, me ha llamado la atención en este viaje, como en temas de impuestos pueden ser completamente diferentes.
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Curiosa estación para coger el metro en Portland |
En Oregón, por ejemplo,
no hay impuestos indirectos como el
IVA. No se paga nada de impuestos cada vez que se hace una compra. Y en su
vecino del norte,
Washington, sin embargo, toda la carga impositiva del Estado
recae en el IVA. Los ciudadanos tienen que hacer la declaración de la Renta
pero sólo para la parte que corresponde al Gobierno Federal, no para el Estado,
que se nutre básicamente de lo que recauda a través del IVA. Cabe destacar que
en Seattle (Washington) se encuentran gigantes tecnológicos como Microsoft,
Amazon o Boing, con directivos con sueldos muy altos y que no tienen ningún
interés en que el Gobierno se lleve parte de su sueldo. Por el contrario,
Portland, en Oregón, tiene fama de ser una ciudad más de izquierdas, como
contaba, con gente con un estilo de vida más underground, por lo que la carga
impositiva recae en los salarios en vez de en las compras.
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Graffiti urbano en Portland |
No obstante, curiosamente, en otros aspectos Washington es
mucho más progre, ya que ha legalizado la marihuana (incluso antes que
Vancouver) y el matrimonio gay, por ejemplo.