jueves, 22 de mayo de 2014

Un año después y más Vancouver

Ya ha pasado más de un año desde mi llegada a Canadá y ni una conclusión ni nada. Tengo el blog muy abandonado y a todos vosotros desinformados. No es que no pasen cosas. Qué va! Pero el tiempo apremia y las horas parecen insuficientes para hacer todo lo que uno quisiera

En lo que va de mes he visitado Okanagan, lo que viene a ser como La Rioja de British Columbia, zona de viñedos y de paisajes que recuerdan al Mediterráneo; Portland, la ciudad crazy de Estados Unidos, donde todo es posible, y la costa de Oregón, que me ha recordado mucho a mi amada Galicia, costa verde y acantilada, con playas con mucho oleaje. Y en lo que me queda de mes, tengo pendiente un concierto de Lana del Rey y otro de Lady Gagá… Parece que en el mes de mayo he condensado todo lo que no he hecho en el resto del año… Hay que aprovechar, que queda poco, diréis vosotros, pero no, esperemos que no…

Totems, antiguas construcciones indígenas en Stanley Park

Todavía hay más novedades y más importantes. Por un lado, por fin soy un empleado a tiempo completo en una sola empresa y con un horario más que bueno: de 9 a 5 de lunes a viernes. Como un señor…

Y por otro, y por consiguiente, he tomado la decisión de quedarme en Canadá más tiempo. O por lo menos de intentarlo. Aunque no las tenía todas conmigo. Y no tenía muy claro qué es lo que quería hacer. Una vez más en mi vida he decidido aprovechar las oportunidades que me han venido dadas y disfrutar el momento.

Sí, oportunidad, porque quedarse en un país que no es el tuyo no es tan fácil. Vivimos pendientes del visado, del permiso de trabajo, de papeleo y burocracia… No somos ciudadanos y nuestros derechos están reducidos. Lo saben los que quieren venir a trabajar aquí y no pueden. O los que ven que su permiso está a punto de expirar y sondean todas las opciones habidas y por haber que les permitan permanecer y continuar su aventura.

Hace un mes estaba en pleno proceso de negociación con mis dos empresas. La verdad, sin muchas ganas de pelear. Una cosa, como os he dicho, es aprovechar la oportunidad, y otra muy distinta es hacer todo lo posible por conseguir quedarme aquí a cualquier precio, como si el mundo no fuera suficientemente grande o Vancouver el único paraíso del mundo. No era esa mi pretensión. Desde luego mi experiencia en Vancouver ha sido más que gratificante, pero siempre he intentado ser crítico con esta ciudad. Y como os he dicho, no estaba dispuesto a intentar quedarme aquí a cualquier precio.

El puente colgante de Capilano... cruzo, no cruzo, me pongo a saltar...

Pero a pesar de que hay cosas que no me gustan, y de las que no voy a hablar ahora, hay algo que Vancouver indiscutiblemente tiene y que España desde luego no. Y son las oportunidades laborales y de promoción. Mi caso es que ambas empresas me han ofrecido jornada a tiempo completo y apoyo para esponsorizarme para continuar en Canadá. Ambas. Pero aunque éste es mi caso y no todo el mundo tiene la misma experiencia. Sí que es cierto, que aquí si eres un poco espabilado y trabajador es muy fácil promocionar en muy poco tiempo. Una amiga, por ejemplo, que llegó también hace un año, empezó a trabajar de dependienta en Zara y en unos meses, y con un inglés bueno, pero no nativo, ha conseguido hacerse jefa de planta en una de las principales tiendas de la ciudad. En meses… ¿Alguien se imagina entrar a trabajar en un Zara en España y hacerse encargado/a en menos de un año y sin dominar el idioma?

Pues aquí esas cosas pasas y a mí, como a muchos otros, me ha pasado. El college en el que yo trabajo me ha demostrado su apuesta por mí. Y ahora a mí me toca estar a la altura. Pensar que el día que salí de esa entrevista de trabajo no esperaba nada y que ahora me están abriendo las puertas a Canadá…
Y una vez que una empresa apuesta por ti, ¿Quién soy yo para decir que no y que me vuelvo a mi país a chupar del paro o a empezar de nuevo en otro en el que no sé cómo me irá? Y una frase colosal de un amigo que me ayudó al lanzarme al charco. “Si te vas ahora, nunca podrás volver. Pero si te quedas, siempre te podrás marchar”.

Y una vez decidido que voy a aprovechar esta oportunidad, el siguiente paso ha sido decidir cómo. Por consejo de mi propia empresa y tras haberme informado un poco con gente en similar situación, me he decantado por el programa provincial, conocido por PNP (Provincial Nominee Program). No es en sí un permiso de trabajo, sino un primer paso para solicitar la permanent residence, lo que dicho así parecen palabras mayores, pero al fin y al cabo es la forma más fácil de conseguir un permiso de trabajo y de despreocuparse de los visados. La provincia te tiene que nominar y después tienes que solicitar la permanent residence al Gobierno Federal, y en ese proceso ya puedes estar trabajando.Pero eso es ya otro capítulo del blog, que prometo escribir en breve. Y ahora a esperar a que me nominen, pero aquí, a diferencia de Gran Hermano, los nominados son los que se quedan. Buen fin de semana, familia!


3 comentarios:

  1. Muchas gracias, manuel alcaniz, y mucha suerte también a ti, que ya he leído por ahí que estás a punto de empezar tu aventura. Mucha suerte!

    ResponderEliminar
  2. Me gusta tu blog.
    Si sigues en vacouver¡¡tira pa'lante!! Como decimos aquí en mi país.

    ResponderEliminar