martes, 7 de enero de 2014

Primeras Navidades en Vancouver

Al final no hubo Navidades blancas ni nada que se le pareciese. La semana más fría fue la de mi vuelta a Canadá y tan solo hubo dos días de nieve, que dio para hacer algunas fotos y poco más. De hecho, los amantes del esquí se quejan de que no hay nieve suficiente en las estaciones cercanas.

Las Navidades pasaron sin pena ni gloria. Y creedme que mucho mejor así. Nunca fui gran amante de estas fiestas pero estando lejos de los tuyos, mejor que pase desapercibida. Nada de decoración navideña en la casa, poca en las calles y bastante cutre, y una versión navideña bastante diferente.

Días previos a la Navidad, Vancouver se llenó de nieve


Lo que más me ha llamado la atención es la cantidad de fiestas que organizan. No es que aquí las fiestas sean muy locas, pero mis compañeros de piso tenían una fiesta un día y al otro también. Parece que se sincronizan las agendas de forma que cada día organiza la fiesta una persona diferente. A mí, con mi incipiente vida social me llegó con cuatro y la del trabajo, así que tampoco me quejo.

Pero vayamos por partes. Definamos primero el concepto de fiesta. Cuando te invitan a una fiesta ya te dicen literalmente “let free to bring…” (siéntete libre de traer…), una forma muy fina de pedir colaboración. Y no me refiero a las típicas botellas de vino de rigor. Por ejemplo, la noche del día de Navidad la fiesta fue en mi casa, con los amigos de mis roommates, y el pavo, la comida principal, lo trajeron unos invitados. Otros, ensalada. Otros, unas gambas rebozadas. Mis roommates hicieron un puré de patatas… Y yo unos “navideños” melocotones rellenos (los que me conocen, saben de qué hablo) que curiosamente la gente comió con las manos… Y con las bebidas, lo mismo. Si bebes alcohol, te llevas una botella de vino o lo que quieras beber. Aquí fácilmente se beben con la cena un gin tonic  o el cóctel de turno.

Casa de West End con decoración navideña


Siempre hay que preguntar si hay que llevar algo, y en respuesta negativa, llevar igual al menos una botella de vino. Sí, por supuesto. Repartiendo gastos es mucho más fácil organizar una fiesta para 15 o 20 en un apartamento. ¡Esto me lo apunto para la vuelta a España!

La cena de Noche Buena no tuvo nada que ver con la típica cena de familia de España. Fue una cena de picoteo de pie como otra cualquiera, que a mí me sirvió para conocer a un montón de gente. Lo más divertido el momento Secret Santa, que aunque a simple vista parecía el típico amigo invisible, esta versión no la conocía. Cada persona tiene un número al azar y por orden van eligiendo el regalo que prefieren de los que hay al lado del árbol de Navidad (cada persona llevó uno previamente) y lo abre delante de todo el mundo. Pero los siguientes tienen la opción de abrir otro regalo o robar alguno de los que ya están abiertos. A mi me tocó una botella de vodka con raspberries y me la robaron. Luego una botella de whisky. Y también me la robaron. Y finalmente unas botellas de agua con gas (Perrier, eso sí), otras de sirope, para mezclar con el agua, y unas chocolatinas… Esto nadie me lo robó…

Regalos con bolsas engañosas para el Secret Santa


El fin de año fue fiesta sin cena. Es decir, que había que ir cenado. Y empezó a las 8. Nada de uvas para empezar el año nuevo. Eso sí. Fue cambiar el año y todo el mundo se empezó a dar besos como locos. Y yo sorprendido, porque aquí no son nada besucones.

Menos mal que yo me tomé las uvas vía Skype con la familia en horario español  y que he recibido un montón de mensajes de amigos para celebrar el año nuevo. La verdad es que ha sido como celebrarlo dos veces…

Y para rematar, unos vecinos me ofrecieron continuar en un after, porque en las otras fiestas a las 12 ya todo el mundo se iba para casa. Era Nuevo Año y la una de la mañana, pero ya le llamaban after. Uhhhh! Curiosamente al llegar me dicen que como es after no permiten la venta de alcohol, así que ya os imagináis la de gente “sana” que había bebiendo  aguas minerales y tomándose “vitaminas” en el baño. En fin, curiosidades canadienses. O lo que se consigue prohibiendo las cosas. Yo me di al Redbull.

Preparado para conectar con España y tomar las uvas


Y ahí se acabaron las Navidades, porque aquí de Reyes nada. Lo bueno, que pasaron en un santiamén, que conseguí  introducirme en el circuito de fiestas gracias a mis compañeros de piso y que he comenzado el año con buen pie. De hecho, hoy he comenzado un nuevo trabajo. No, no he cambiado. He ampliado y diversificado. Ahora tengo dos trabajos de media jornada y tres clases de español a la semana… Si voy a tener que empezar a enviar remesas… (es broma, pero por lo menos, creo que me dará para vivir desahogadamente sin tirar de los ahorros).

Ah! Y que definitivamente siento que he mejorado mucho con el inglés. Puedo pasar horas hablando en inglés sin problemas, puedo ver películas en inglés y enterarme bastante bien y puedo seguir las conversaciones de grupo…


¡Que sí, que 2014 va a ser un gran año!

1 comentario:

  1. Me ha encantado tu descripción, yo he sentido exactamente lo mismo. También me decepcionó la decoración navideña de las calles y casas. Eso si en Ontario he pasado las Navidades blanquitas, blanquitas...desde la primera tormenta de nieve en la primera semana de Noviembre, todo es blanco...la nieve perdura y cada vez hace más frio. Yo quise trabajar en fin de año para estar distraida y el banquete terminó a las 10:30pm ni siquiera partieron el año y el final yo partí el año sentada en mi cama, sin uvas y viendo la retrasmisión desde las Cataratas del Niagara por Global...vaya mierda!!!

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