viernes, 26 de abril de 2013

Las despedidas

Todavía falta una semana y ya empezaron a sucederse las despedidas. En una de ellas una amiga me contó que cuando una amiga suya también se fue a vivir fuera, prefirió no decirle a sus allegados el día exacto de su marcha. Y siempre se despedía con un “chao”, como si esa palabra significase un “hasta mañana”.

Pero todo el mundo que te conoce te bombardeará con un “¿cuándo te vas?”, por lo que es difícil escapar de la respuesta. Yo, como buen planificador, ya sé las fechas de todo el proceso desde hace tiempo y así lo he ido contando a quien me lo ha preguntado. El martes 30 de abril dejaré Vigo. El viernes 3 de mayo, el país. Y el sábado 4 de mayo marcharé de Europa por Londres y llegaré a Vancouver.



Para las despedidas mejor no dramatizar. Bueno, para las despedidas y para concienciarte tú mismo para tu nueva aventura. Mejor pensar que es solo algo temporal. Y que aunque el visado, por ejemplo en mi caso, sea de casi un año, podría volver mucho antes si así lo desease. Pensar en pasar un año entero fuera de tu mundo y de tu gente da vértigo. Pero pensar que vas a estar unos meses y después valorar si te vuelves o te quedas un poco más, significa que si te quedas un poco más es porque estás bien y te compensa. Pues así piensa mi cabeza. Mi objetivo es permanecer en Vancouver los casi seis meses que dura el curso de inglés. Después podría quedarme casi otros seis y trabajar, pero eso ya lo veré una vez allí. Si me apetece, estoy a gusto y encuentro trabajo para poder cubrir gastos o alguna experiencia laboral interesante que me pueda ser útil en el futuro. Así que si me quedo, será porque me compensa  y no por el orgullo de no volver antes de tiempo.

Pero estas explicaciones no le servirán a todo el mundo que te va a echar de menos. A los que no ves frecuentemente, aunque siempre están ahí, hay que hacerles un ejercicio de raciocinio. “¿Cada cuánto nos vemos habitualmente? ¿tres? ¿cuatro? ¿cinco meses? ¡Ya verás como es más o menos lo mismo! El tiempo pasa rápido y pronto estaré de vuelta”.

Además, hoy por hoy comunicarse es tan fácil. En Canadá tendré número de teléfono canadiense, pero cuento con tener guasap, así que estaré conectado gratuitamente en cualquier momento. El Facebook y este mismo blog también servirán para mantenerme en contacto con amigos y familia. Y después está el Skype, que me permitirá mantener en tú a tú con las personas más próximas.

El único problema será la diferencia horaria. En Vancouver son 9 horas menos. Así que habrá que encajar el mejor momento para comunicarse. Pero lo principal es saber que la persona que quieres, aunque esté lejos, está bien, y hoy por hoy hay muchas formas de saberlo y hacerlo saber. 

Todo esto no tiene nada que ver con los antiguos emigrantes. Que se iban sin saber adónde, ni con quién ni con qué se iban a encontrar, que tardaban semanas en tener noticias de su gente a través de carta… Y que en la mayoría de los casos no tenían ni idea del idioma del nuevo país.

Pues eso, que sí, que es duro, que estar lejos de algunas personas será tedioso en algunos momentos y no sólo para ti, sino también para ellas. ¡Lo sé! Y en mi caso también. Pero vamos a intentar hacer las cosas lo más fácil posible. ¡Fuera dramas!

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